Historia
La misma historia
Aspirantes a dictadores sanguinarios de toda laya siempre se lavan en el aguamanil de la Historia. Tras el «Putsch» de Múnich, la catatónica República de Weimar condenó a cinco años a Hitler y lo liberó a los nueve meses. Su enfático alegato ante el tribunal se tituló: «La Historia me absolverá». El iniciático asalto castrista al Cuartel de Moncada no fue una heroicidad sino una estupidez. Cuando juzgaron a Fidel durmió a los jueces con su oratoria y encabezó su defensa con el relamido: «La Historia me absolverá». Si luego en Sierra Maestra leía las obras completas de Primo de Rivera no es de extrañar que antes hubiera repasado al cabo austríaco. Para variar, Arnaldo Otegi escribe en el boletín etarra «Gara» que «la Historia nos absolverá». Todos hijos de la misma loba acogiéndose a indulgencias plenarias como si la Historia fuera un concesionario. Hoy degüello pero mañana me confieso. Con mucha suerte la Historia nos dirá si Otegi era o no el chófer en el fallido secuestro del padre de la Constitución, Gabriel Cisneros. A quien la Historia condenará en duros términos es a ésta pléyade de juristas-zapatistas que van a llevar ETA al Congreso (Sortu) cuando ya campea en diputaciones y alcaldías. Con el grupo parlamentario etarra, el PSOE anudará más intercambio de favores que con el PNV. ETA está reconociendo su triunfo, y tiene razón. Pero la Historia tiene memoria de elefante y nos va a juzgar a todos a trompazos
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