Nueva York

Obama: «Twitead a los congresistas Hay que solucionar este desastre»

Cuando el presidente Barack Obama llegó a la Casa Blanca le apodaron «no drama-Obama». Quiso dejar claro su intención de trabajar con legisladores demócratas y republicanos de forma racional y ordenada. Con el tiempo, ha comprobado que es imposible cambiar el «establishment» de Washington. Así las cosas, ayer el presidente modificó su agenda para realizar un comunicado sobre el techo de deuda, en el que advirtió que «se nos acaba el tiempo».

En un discurso televisado, el presidente ha admitido que a EE UU se le «acaba el tiempo» para cerrar el presupuesto
En un discurso televisado, el presidente ha admitido que a EE UU se le «acaba el tiempo» para cerrar el presupuestolarazon

Obama pidió a los votantes estadounidenses que presionasen a los legisladores para lograr el ansiado acuerdo sobre el techo de deuda y recortes de gasto. «Si queréis un compromiso de los dos partidos, una ley que pueda ser aprobada en ambas cámaras y yo pueda firmar, que lo sepan los miembros del Congreso», indicó tras el fracaso de sus negociaciones con el representante de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes John Boehner.
«Llamadles por teléfono, enviadles correos electrónicos y twiteadles. Presionad a Washington», prosiguió tras la división de los republicanos por la ley de Boehner la noche anterior. «Hay muchas maneras de solucionar este desastre. Pero se nos acaba el tiempo. Tenemos que alcanzar un acuerdo antes del martes. Y así nuestro país podrá pagar las facturas de la seguridad Social, los veteranos y los contratos que ha firmado el gobierno con diferentes empresas», advirtió Obama.

Durante su intervención, el presidente reconoció que ambos partidos están muy cerca de lograr una solución. Ambos quieren elevar el techo de deuda y recortar el gasto, pero difieren en cómo hacerlo. Obama prefiere firmar una ley que suba dicho techo de deuda hasta el año 2013. Boehner apuesta por una iniciativa en dos fases, lo cual implicaría volver a discutir este controvertido asunto justo antes de las elecciones presidenciales, precisamente lo que el presidente quiere evitar a toda costa. Durante todo el día de ayer, republicanos y demócratas se echaron la culpa del caos que reinó en el Capitolio. Mientras, Boehner intentó convencer a los legisladores de su partido para que apoyasen su iniciativa después de modificarla. No se quiso dar por vencido a pesar de que Obama ha advertido que la va a vetar si se aprueba y de que los demócratas del Senado hayan asegurado que no la respaldarán.

Ocurra lo que ocurra, Obama necesita que tenga lugar una sucesión de hechos que no puede controlar: es preciso que el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid y el de la minoría republicana, Mitch McConnell, alcancen un acuerdo. En la Cámara de Representantes, si Boehner insiste en su propuesta, sería el congresista Eric Cantor el que tendría que llegar a un acuerdo con la demócrata Nancy Pelosi. Los dos veteranos políticos, Reid y McConnell, no se llevan bien, pero están acostumbrados a trabajar juntos y llegar a acuerdos. En cambio, nadie sabe cómo van a resultar las negociaciones entre Cantor, líder de los republicanos de extrema derecha, y Pelosi, imagen del ala más liberal. Aun así, Bohener siempre puede volver a cambiar su propuesta y aceptar negociar con los demócratas, llegar a un acuerdo, votar la ley y aprobarla. Eso sí, todo esto tiene que ocurrir en 72 horas antes del martes 2 de agosto.

John Boehner, humillado
Estados Unidos se despertó ayer con la noticia de que la iniciativa del portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner, había fracasado la noche anterior. Este fallo pone de manifiesto sus debilidades dentro de su propio partido. Atrás quedan los años de la anterior líder de esta cámara, Nancy Pelosi, que no permitió si quiera que los congresistas diesen ruedas de prensa sin su consentimiento. O los años del republicano Tom Delay, al que terminaron apodando el «martillo» por su forma de convencer a los legisladores.