Septiembre

Septiembre es como un duelo largo, espeso, que no termina nunca. Es una flecha triste lanzada contra octubre, que espera traicionero con puñales de otoño. El verano se aleja como un amor gozoso que te deja en el alma promesas inciertas. Y piensa una en el frío que nos cerca y que encenderá chimeneas donde ya no estaremos; piensa una en los besos que no dimos y en los que nos negaron; piensa una en las hojas de esos árboles llorosos que temen el invierno. Pero en invierno ya me sé acostumbrada al dolor y a su peso de espadas punzantes como labios; me sé mujer de leña, ardida hasta las nubes, rescoldo de mil almas que me tienen y habitan, que evaporan mi sangre salina y mineral, exhausta y compartida. Cerré un agosto de piel de caramelo, un agosto aniñado, valiente y… Septiembre aterroriza, regala un sol que languidece como lágrimas de oro que anuncian pesadillas, los hijos del otoño son niños azules. Temo siempre al otoño, su plácida traición; mi corazón en camiseta, el cuello sin bufanda, pura herida, la mente inquieta, y esa ansiedad de fondo…. Cerca de Gozo, en Comino, isla mediterránea e inexpugnable roca, dejé mi fe en lo más valioso, para que allí germinen flores de acantilado, en su Laguna Azul, desconocida. Mas allí renuncié a renunciar ante nada ni nadie. No hay fracaso que valga ni un carbón que me pese. El verano al fin regresa, y volverá, sé que volverá. Siempre, siempre queda el arte y el mar; y el amor, que da muchas, muchas, muchas vueltas, antes de acabar.