Cataluña

Recompensar el esfuerzo por Josep Maria Rañé

La Razón
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Visitar uno de los centros productivos de TEB, un grupo cooperativo dedicado a procurar la máxima integración social y laboral de las persones con discapacidad intelectual y también el apoyo a sus familias, produce la satisfacción de ver cómo es posible aunar esfuerzo y justicia social en un mismo proyecto.

Su historia es una historia de continuidad en el objetivo de ofrecer trabajo adaptado las limitaciones de las personas que lo desarrollan para favorecer su autonomía personal, pero también de innovación y cambio en la forma de cumplir su misión. Con un gran esfuerzo, esas personas discapacitadas, sus familias y los gestores han sido capaces de crecer en puestos de trabajo, pero también de adaptarse a los cambios económicos y sociales que se han producido en los casi 50 años de su existencia.

Han sido capaces de sustituir o añadir a los primeros manipulados para la industria metalúrgica, actividades similares o de más valor para nuevos sectores como la alimentación, la industria farmacéutica, el sector editorial u otros, introducirse en el sector de servicios a las personas o la comunidad y de dotarse de residencias asistidas para los miembros de la cooperativa.

No ha sido fácil llegar hasta aquí, ni lo es ahora por culpa de la crisis. Por ello, son un claro ejemplo de cómo afrontar las dificultades: el camino es esforzarse, pero al mismo tiempo exigir la recompensa de una justicia social que haga útil el esfuerzo. Sin esa recompensa colectiva de más justicia social, los esfuerzos no son tales, sino injustos sacrificios que no lograrán la adhesión necesaria para transformar la realidad.