Bruselas

Francia e Italia quieren una Europa con fronteras

Italia y Francia intentaron ayer acercar posturas después de que la llegada masiva a la isla italiana de Lampedusa de inmigrantes que tienen el país galo como destino final tensase las relaciones entre ambas naciones.

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Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy mantuvieron en Roma un encuentro «muy positivo», según «Il Cavaliere», que culminó en una «convergencia de opiniones» en los distintos temas tratados: inmigración, la situación de Libia y del Mediterráneo y la cooperación económica bilateral.

Los dos países acordaron una próxima revisión del Acuerdo de Schengen, gracias al cual desaparecieron los controles fronterizos entre los países firmantes. Apostaron por hacer una revisión común del acuerdo en «casos extraordinarios». «Queremos que el Tratado de Schengen viva, pero para ello debe ser reformado», apuntó el presidente francés. «Il Cavaliere», por su parte, subrayó la necesidad de introducir «variaciones» en los controles que hasta ahora se llevan a cabo en las fronteras.

Para terminar de enterrar la crisis diplomática que ambas naciones han vivido en las últimas semanas por la negativa gala a aceptar a los inmigrantes norteafricanos que llegaban desde territorio italiano, Berlusconi reconoció que el país galo «soporta un peso de acogida a los inmigrantes cinco veces más grande que el de Italia».

En un nuevo caso de enfrentamiento en el seno de la Unión Europea, los jefes de Gobierno italiano y francés hicieron un llamamiento a Bruselas para que establezca una mayor cooperación con los países que sufren olas migratorias excepcionales, como está ocurriendo desde hace dos meses con Italia. Incluso el presidente de la república, Giorgio Napolitano, salió de sus habituales tonos moderados y pidió a los países de la UE que no mantengan una posición «miope» y de «cerramiento mezquino» frente a la inmigración.

España, contra los cambios
Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, se mostró ayer reacia a adoptar cambios en el tratado y recordó que el espacio de libre circulación ha funcionado «muy bien» hasta el momento. «El Gobierno no es partidario de tomar decisiones en función de cómo evolucionan acontecimientos que pueden tener un carácter coyuntural y temporal», aseguró Jiménez, que además insitió en que España no comparte la idea de llevar a cabo «modificaciones de algo en lo que consideramos que hemos venido avanzando».

El espacio Schengen contempla que los estados participantes supriman todas las fronteras interiores y en su lugar establezcan una única frontera exterior. Forman parte del espacio todos los Estados miembros de la Unión Europea salvo Rumanía, Bulgaria y Chipre, por no cumplir las condiciones, y Reino Unido e Irlanda, países que han optado por no suprimir sus frotneras. También participan en el acuerdo las naciones de Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein.