Internet
Periodistas y nuevas profesiones
Las profesiones nacidas a la sombra de la revolución tecnológica 2.0 abren a los periodistas las puertas del autoempleo
Hasta hace no mucho, tener una licenciatura en Periodismo daba opción a trabajar en pocas cosas –casi a las mismas que no tenerla– relacionadas con esta profesión: más allá de ser periodista en algún medio de comunicación, formar parte de un gabinete de prensa, ser director de comunicación de una empresa o convertirse en profesor, poco más se podía hacer.
Sin embargo, las nuevas tecnologías, las mismas que han provocado el cierre de infinidad de medios y han puesto de patitas en la calle a cientos de periodistas, nos han abierto las puertas a profesiones hasta ahora inimaginables. Al rebufo de las redes sociales y la presencia de las empresas en la red, el mercado ha «parido» nuevos oficios 2.0: community manager, responsable de identidad o de imagen corporativa, social media strategist, content manager, social media manager, watchman… profesiones que, en ocasiones, se sitúan a medio camino entre la comunicación y el marketing, dos sectores de fronteras difusas y que pueden ser desarrolladas por profesionales de ambos mundos.
Más allá del gusto del mundo del marketing por las expresiones en inglés, tras estos rimbombantes nombres no se esconde otra cosa que profesiones cuya principal función es ser responsable de las acciones de una empresa relacionadas con internet, de la comunicación web, de los seguidores-amigos que una marca tenga en las redes sociales… En definitiva, ser el enlace entre dicha empresa y su comunidad virtual.
Evidentemente, estas nuevas profesiones abren la puerta a algo que, de otro modo, nos estaba vedado: el autoempleo. A la sombra de esta revolución han florecido las agencias que prestan este tipo de servicios pues, salvo las grandes corporaciones y las instituciones, la mayoría de las pymes han externalizado estas tareas de prensa y comunicación.
Basta darse una vuelta por Twitter, una de las redes sociales donde los periodistas son más activos, para ver los miles de profesionales que en su perfil se definen como: «periodista y community manager»; «periodista y social media»; «periodista y asesor de comunicación»; «periodista y emprendedor social»; «periodista 2.0»… Y esto no ha hecho más que empezar. Tal y como están las cosas, todo aquel que en un breve no se considere a sí mismo un periodista multimedia o 2.0, capaz de lidiar sin problemas con las nuevas tecnologías, tendrá serios problemas para desenvolverse, salvo que esté próximo a la jubilación y prefiera remolonear hasta que llegue ese momento.
También los estudios se deberán adaptar a esta nueva realidad, porque no hay que olvidar que, cada vez de forma más clara, una cosa es ser un comunicador y otra ser un periodista y no digo yo que tengan que ser carreras universitarias distintas, pero sí al menos especializaciones diferentes porque poco o nada tienen que ver las labores que desarrolla alguien que realiza las labores de comunicación de una empresa con un periodista que trabaja en un medio de comunicación, sea en el mundo real, sea en el digital. Es más, cabría plantearse la propia definición del término periodista para los primeros porque una cosa es comunicar y otra informar, una cosa es ser la voz y la imagen de una marca y otra tratar de contar lo que ocurre de una forma lo más veraz e imparcial posible, aun a sabiendas de que la objetividad es una quimera. Y dadas las circunstancias y las condiciones de unos profesionales y otros, quizás llegue un momento en que nadie quiera ser periodista y todos aspiren a ser comunicadores. Y si no al tiempo.
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