Navarra

Cuando tu compañero de escaño es un proetarra

Impera la ley del silencio, el cruce de miradas amenazantes, las pancartas proetarras, las palabras altivas; a veces, el insulto y la agresión. Otras una tensa calma...

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Los concejales de los Ayuntamientos de Hernani (Guipúzcoa) o Berriozar (Navarra) han sido compañeros de escaño de los proetarras durante la última Legislatura. Después de que ANV fuera ilegalizada en numerosos ayuntamientos, los abertzales convirtieron algunos consistorios, de los cuales no lograron echarlos, en su fortín.

Mari Luz Anglada, concejala del PP en Hernani, apenas ha cruzado con los ediles de ANV un «buenos días» o un «hola» por los pasillos en estos cuatro años. Otra cosa son los plenos a los que iban simpatizantes de la formación ilegalizada. «Venían muchísimo y nos increpaban». Recuerda el día en que una persona se le encaró y le preguntó que «cómo podía ser tan fría y no apoyar una moción en favor de los de Segi», que habían sido detenidos en el municipio. «Tengo la sensación de que los abertzales no nos reconocen como concejales de lo que consideran su municipio», destaca Anglada, que volverá a repetir como concejala del municipio.

La alcaldesa de Hernani, Marian Beitialarrangoitia, de ANV, pidió en 2008, durante un acto de presentación de candidaturas de su formación, un «chaparrón de aplausos» para los autores del atentado de la T-4 de Barajas. Por ello, fue condenada por un delito de enaltecimiento a un año de cárcel y siete de inhabilitación, pero finalmente el Supremo la absolvió. En el Ayuntamiento no sorprendió la noticia, y se notó la tensión en algún pleno en el que se llevó a cabo una moción en favor de la alcaldesa. Aun así, Anglada destaca que Beitialarrangoitia siempre ha tenido con ella un trato «correcto».

Destaca el cambio de actitud de ANV cuando regresó la alcaldesa. «Fue frenándoles; se volvieron más moderados; tal vez preparaban su regreso». La concejala popular cree que sin Bildu en las instituciones «estaremos más tranquilos», aunque advierte de que la tensión «se notará en el municipio».

Sergio Sayas ha pasado ocho años como concejal de UPN en Berriozar, de donde es natural Pernando Barrena, y ha tenido numerosos encontronazos con los proetarras en los cuatro años de Legislatura. El concejal de UPN fue incluso expulsado de un pleno, en vez de los proetarras, por denunciar que los abertzales no podían sacar pancartas exigiendo el acercamiento de presos. También le increparon el día que le tocó lanzar el chupinazo en la localidad.

Entonces, los simpatizantes abertzales le dieron la espalda, sacaron pancartas, le increparon... El alcalde, de NaBai, llegó a pedirle días antes que renunciara a lanzarlo, pero Sayas ignoró las presiones y lo hizo escoltado por la Policía. En otras ocasiones, los proetarras han acampado en el Ayuntamiento incluso durmiendo allí. A Sayas, un concejal de ANV le ha despedido esta Legislatura con un: «Gracias a ti he ido a la Audiencia Nacional». Considera que si Bildu estuviera en las instituciones «ETA se lucraría para poner más coches bomba» y subraya el «pábulo que en cada pleno siempre han dado los nacionalistas» a la formación abertzale.

Nunca pierde de vista que sus compañeros de escaño «pueden estar escribiendo tu sentencia de muerte». «Aunque en los plenos te creces, eres consciente del miedo cuando llegas a casa», dice, y ha llegado a cambiase en los vestuarios de un polideportivo al lado de un etarra salido de prisión. «Se les gana actuando con normalidad».