Francia

Enamorada del marido de su donante

La actriz francesa Charlotte Valandrey afirma en su libro que su nuevo corazón la guió por el palacio indio Taj Majal
La actriz francesa Charlotte Valandrey afirma en su libro que su nuevo corazón la guió por el palacio indio Taj Majallarazon

Madrid- El corazón de una desconocida palpita en el pecho de la actriz francesa Charlotte Valandrey. Después de ver eclipsada su carrera –tras declararse públicamente seropositiva– sufrió varios infartos debido al tratamiento retroviral. Cuando su vida pendía de un hilo, llegó la luz al final de su vía crucis vital en forma de trasplante. Su periplo está narrado en el libro «Un corazón desconocido» (MR Ediciones) donde la actriz nos manifestaba que tras la intervención empezó a sentir ciertas transformaciones en su personalidad así como pesadillas recurrentes en las que ella... ¡No era ella misma! Paralelamente, sus gustos, su sensibilidad, sus creencias y apetencias se veían modificadas –«podía beber vino o comer tarta de limón, que hasta ese momento aborrecía»– y comenzó a experimentar algunos «déjá-vu» intensos, que no correspondían con sus coordenadas vitales: como el vivido en el Taj Mahal, donde supo cómo y dónde localizar cada parte de aquel inmenso palacio sin haber estado allí jamás... Pero, sobre todo, le atormentaban las reiteradas y vívidas pesadillas que coincidían todos los meses en torno al aniversario de su intervención: El argumento era –y es– siempre el mismo: Charlotte circula en un coche «junto a un hombre sin rostro que ocupa el asiento del copiloto. Yo intento acariciar un collar que no reconozco como mío; la lluvia golpea el parabrisas hasta que me invade una luz blanca y todo termina, porque penetro en su resplandor»... El periplo para intentar conocer más datos sobre la propietaria del corazón que latía en su pecho se le hizo imposible, pues las leyes en Francia –al igual que en España y a diferencia de EE UU– impiden que donante y receptor se conozcan. Pero, Cupido entró en escena: el viudo de su donante comenzó a mandarle cartas anónimas diciéndole que «conocía el corazón que latía en su pecho y él lo amaba». Según pudo saber, por errores, negligencias y mucha perseverancia, la mujer donante había fallecido en un accidente de tráfico. Llevaba un collar y un hombre iba sentado a su diestra... saliendo ileso. Por ese motivo, y enamorada ya, del viudo de la mujer que propició un nuevo órgano de sentir en su pecho, se sumergió en los misterios de la controvertida «memoria celular» ¿Es posible que un trasplantado sienta «algo» proveniente de su oneroso donante? «Según los testimonios que he manejado, sí (nos revelaba la propia Charlotte). Es un fenómeno poco frecuente, pero hay casos como el de Claire Sylvia, una bailarina estadounidense, que recibió un doble trasplante de pulmón y corazón. Al poco de ser operada, experimentó cambios y afirmaba saber el nombre de su donante. Tras una larga investigación descubrió que se llamaba como ella decía y que los cambios que había percibido estaban relacionados con él».