Cataluña

Ganar peleando cada voto

Desde 1977 hasta ahora, el ascenso del PP ha sido imparable, pasando de 16 a 186 escaños. En 1996, con Aznar, fue el partido más votado

Ganar peleando cada voto
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MADRID- A paso lento pero seguro. Así podría resumirse el camino recorrido por el Partido Popular hasta hoy. Desde Reforma Democrática en Cuatro Caminos pasando por Alianza Popular en la calle Silva hasta el PP de Génova, su trayectoria ha sido imparable. En 1977, un pequeño despacho hacía las veces de cuartel general de los populares. Allí, los amigos y simpatizantes del partido de Fraga embuchaban papeletas y recolectaban direcciones para enviar cartas pidiendo apoyo para su proyecto. En aquellas elecciones AP sólo consiguió alzarse con 16 escaños y 1.504.771 votos, pero el presidente fundador les dio a su equipo una gran lección. «Derramó alguna lágrima», confiesa un veterano de aquellos años, pero les dijo: «"Tenemos razones para seguir trabajando, porque España es lo único importante"y nos enseñó a pelear por cada voto».

Después llegarían el relevo. Fraga pasó los trastos a José María Aznar sin «tutelas. En los comicios de ese año, Aznar se presentaba por primera vez encabezando las listas del PP y obtuvieron más de cinco millones de votos que les otorgaron 107 escaños en el Congreso y 77 en el Senado. El avance del PP continuó en las municipales y autonómicas de 1991. Pero las aspiraciones de alzarse con el poder se truncaron en las generales de 1993. Aznar no consiguió derrotar a Felipe González a pesar del importante incremento de votos que le otorgaron las urnas, en total 141 diputados y 93 senadores. Eso sí, en las europeas de 1994 alcanza una victoria sin precedentes al conseguir 28 eurodiputados, seis más que los socialistas y trece más que los conseguidos en 1989. En 1995 el PP consigue el 35,2 por ciento de los votos y se convierte en la fuerza más votada en 42 de las 50 capitales de provincia. En las autonómicas, ganó en trece comunidades, cinco de ellas con mayoría absoluta. Pero fue en 1996 cuando consigue ser el partido más votado. Sin embargo, con sólo 156 diputados, veinte menos de la mayoría absoluta, necesitó el apoyo de los nacionalistas canarios, vascos y catalanes. La amarga victoria de 1996 se transformó en un apabullante triunfo en los comicios de 2000. Fue entonces cuando consigue por primera vez la mayoría absoluta al recibir el apoyo de más de 10 millones de votantes, lo que le dio 183 diputados y 127 senadores.

Cuando Mariano Rajoy toma el relevo de Aznar en 2004 se encontró con el sillón de la oposición sin esperarlo. El clima de crispación de los días posteriores a los atentados del 11-M desgastó al Gobierno de Aznar y los españoles castigaron al PP y por tanto a Rajoy. El varapalo dejó al partido tocado y el líder de los populares se encontró con el reto de reformar el partido a nivel nacional y, con ello, su liderazgo. Entonces, en las municipales consiguieron ser la fuerza más votada a nivel nacional, aunque perdían en número de concejales. El partido también mejoró en las generales en cuanto a porcentaje de voto (39,94%), aunque esto no fue suficiente para ganar. Los populares no sufrieron en esa última cita una dolorosa derrota, incluso salieron reforzados, subiendo a 154 escaños, pero la contestación interna en torno a la figura de Rajoy fue dura. Aunque gana terreno en la mayor parte de España, aún le quedaban pendiente el ascenso en las plazas de Cataluña y Andalucía. En 2008, algunos vaticinaron que la despedida del balcón de Génova, tras la derrota, era ya el final de una etapa. No solo no fue así sino que en el Congreso de Valencia de junio salió reforzado. Su apuesta por el centro político reforzó el partido. Entonces Rajoy dirigió un discurso no solo en clave interna sino en clave electoral. Las europeas de Junio de 2009 vinieron a confirmar la favorable evolución del partido al obtener el 42,12% de los votos. Fueron las gallegas de ese mismo año cuando el PP recuperó la mayoría absoluta de los tiempos de Fraga, pero por la mínima, por un puñado de votos. El nuevo candidato, Alberto Núñez Feijóo trabajó su presencia en la calle consciente de que un solo elector podría hacerle recuperar el feudo gallego, presagio de la futura victoria a las generales.

Luego vino el cambio político en el País Vasco propiciado por los populares y, por su presidente, Antonio Basagoiti. Las europeas confirmarían los buenos resultados pero fueron las elecciones catalanas de 2010 las que confirmarían los mejores presagios, al ser la tercera fuerza más votada. Así, con los últimos precedentes y debido a la crisis económica y las sangrantes cifras de paro, el partido que lidera Rajoy consiguió el mejor resultado en unas municipales y autonómicas y se hizo con dos de los feudos que se le resistían: Castilla La Mancha y Extremadura. Además, se convirtió en la fuerza más votada de toda España y el mapa se tiñó prácticamente del todo de azul.

Ante el anticipo de las elecciones generales y un panorama desolador debido a la crisis y las sangrantes cifras del paro, el Partido Popular comienza a ofrecer otra forma de hacer política capaz de generar confianza. Los españoles esperaban un cambio y las encuestas ya apuntaban desde 2009 buenos resultados para el PP. El 20 de noviembre, los españoles volvieron a otorgar a los populares una nueva mayoría con 186 escaños y con ello entrada a La Moncloa.