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Sin barra libre por José Luis Fernández Peña
Hace tres años, un 14 de octubre, un veterano periodista, monárquico y conservador para más señas, sentenció: «esta crisis puede llevarse por delante a dos Gobiernos: el de Zapatero y el de Rajoy». Bono escuchaba con atención.
La pregunta es clara. ¿Qué ha llevado a los 400.000 andaluces que en noviembre votaron al PP a no repetir tres meses después? La respuesta también lo es. Tanto en noviembre como en marzo el electorado sabía que las cosas están difíciles y había que cambiar. Pero con un límite. Ayer se lo comunicaron a Rajoy, siendo Arenas el emisario. En el granero más fuerte de la izquierda a Rajoy le han puesto un límite: confianza sí, barra libre, no. ¿Poder omnímodo? No. El día 29 habrá más emisarios.
En el PP es sencillo dejarse llevar por el sectarismo ciego e insultar a Andalucía y a sus votantes. Grave error. Hay quienes están dispuestos a magnificar y «blanquear» los votos cuando proceden de Valencia o Baleares y reclamar cárcel y linchamiento público cuando las papeletas y las tropelías proceden de otros territorios. Mal camino.
Entre tanto el PSOE se frota las manos y esconde los cuchillos. Griñán llega a la Semana Santa bajándose de la Cruz a la que le aupó el PP y algunos propios, para convertirse en el Cirineo de Rubalcaba. Tratándose de ambos, la referencia es inocua: «la política hace extraños compañeros de cama».
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