País Vasco

ETA planea un golpe de fuerza ante el fracaso de Batasuna

Los terroristas ven cada vez más complicado que la izquierda abertzale logre presentarse a las elecciones municipales de mayo de 2011 

El ex jefe de ETA Mikel Albizu Iriarte en una imagen de archivo
El ex jefe de ETA Mikel Albizu Iriarte en una imagen de archivolarazon

El «proceso» no avanza. Éste es el análisis que, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN, se realiza en el seno de ETA. La banda interioriza, cada día con más intensidad, que el tinglado montado para que las candidaturas de su entramado estén en las elecciones municipales, no va a colar, al menos en las condiciones que pretendía.

En estas circunstancias, ETA puede seguir su guión, con un comunicado de nuevas «concesiones» (pero sin anunciar la disolución) o bien intentar un «golpe de fuerza». O las dos cosas, porque no son incompatibles, al menos desde la óptica de los pistoleros, como demostraron durante la anterior tregua. En cualquier caso, se trataría de una acción que permitiera a la llamada «izquierda abertzale» escudarse en que es una «consecuencia del conflicto», motivada por la cerrazón de las «otras partes».

La postura de firmeza adoptada por el Gobierno y el principal partido de la oposición y, en especial, por las asociaciones de víctimas, está convenciendo a los terroristas que, esta vez, el engaño no va a fructificar. Y ello pese a que sectores de la sociedad, que están en las antípodas de ETA y Batasuna, se hayan empeñado en transmitir que existe una nueva negociación, con lo que supone de generar confusión.

La utilización de «mediadores internacionales» (que, en realidad, son parte del plan etarra y actúan a su favor) tampoco ha servido de nada. Por el contrario, el espectáculo ofrecido la semana pasada por el sudafricano Brian Currin, que se vio obligado a desmentir, horas después de hacerlo, el anuncio de una inminente «tregua permanente y verificable», provocó que la llamada «izquierda abertzale» emitiera un comunicado, que ha llamado la atención de los expertos. Los proetarras señalaban que las posibles decisiones de ETA y su dimensión concreta, eran «cuestiones ajenas a nuestro conocimiento y realidad».

Aunque el pronunciamiento de los «batasunos» se pueda interpretar como un «demarque» de la banda, en un momento es que su portavoz, Arnaldo Otegi, estaba siendo juzgado en la Audiencia Nacional, a los expertos les ha llamado la atención la afirmación, que coincide con los datos que ya se poseían, de que no saben qué va a hacer la organización criminal.
Nerviosismo «batasuno»

El nerviosismo del brazo político ante la falta de resultados se puso de manifiesto el domingo, en la comparecencia que varios de sus representantes realizaron en Pamplona (sin permitir preguntas a los periodistas, por supuesto) para urgir a Eusko Alkartasuna y Aralar que vayan en coalición electoral con ellos.

En el seno de ETA, según los referidos expertos, existe un cierto desconcierto ya que, cualquier comunicado, iniciativa que adopta su entramado, o los «mediadores» que encabeza Currin, recibe siempre la misma respuesta del Gobierno y la oposición.

El fanatismo de los terroristas les ha impedido hacer un análisis correcto del momento político español y les ha llevado a pensar que la mera suspensión de las «acciones ofensivas», como decía su comunicado de septiembre pasado, sería acogida por el Ejecutivo y el PSOE como agua de mayo y propiciaría la división en el Pacto Antiterrorista.

Determinadas interpretaciones, magnificadas a través de algunos medios, parecían darles la razón. Los pistoleros se frotaban las manos, pero la firmeza, mantenida, contra viento y marea, por el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, les ha devuelto a la realidad.

El problema para ETA es que se ha equivocado y, en contra de lo que pretendía, ella sola ha subido el listón para que la sociedad española acepte alguna concesión. Y eso, como propuso el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, tras pasar una «cuarentena» en la que se puedan acreditar las supuestas buenas intenciones.


El desastre de Currin
Un ejemplo de esta estrategia errónea es la propia actuación de Brian Currin, que parece convencido que el País Vasco es Sudáfrica y estamos ante un problema racial, entre blancos y negros. El «mediador» va diciendo por ahí que ETA está dispuesta a dejarlo sin más, pero, a continuación, le traiciona el subsconciente, y pide una «mesa de partidos», la derogación de la Ley de Partidos, la modificación de la legislación penitenciaria, etcétera. En una palabra, el «mediador» hace de portavoz de los terroristas. Un desastre.

Llegados a este punto, los expertos alertan de que ETA, que en ningún momento ha renunciado a su papel de «vanguardia» del llamado «Movimiento de Liberación Nacional Vasco» (MLNV), se ha metido en una encrucijada. Mantener los doce meses sin atentados, como transmitió a Batasuna y limitarse a la emisión de comunicados cada cierto tiempo, o intentar un acto de fuerza. En ese dilema están los terroristas por lo que, subrayan las fuentes consultadas, no se puede bajar la guardia y es preciso mantener la lucha contra la banda en todos los frentes.