Oporto
Camacho un sueño roto
Cuando Camacho llegó a Pekín a principios de agosto el objetivo de China era estar en Brasil 2014.
El Mundial era un reto para el técnico español, para sus colaboradores, entre ellos Carcelén y Ricardo Gallego, y para los millones de chinos que comienzan a aficionarse al fútbol y que están muy identificados con nuestra Liga y la «Premier». Sin embargo, las cosas no han rodado bien para la selección china y el sueño de Camacho quedó roto, definitivamente, ayer cuando Younis Khalef marcó en el minuto 92 para Irak, en el partido que se jugó en Doha.
Lo tenía casi imposible la China de Camacho porque Irak había ganado en Shenzhen (0-1) el pasado mes de octubre. Ese resultado no impidió que los dirigentes de la Federación China, que habían apostado por el español, le respaldaran y le dieran su apoyo públicamente.
José Antonio y su equipo se han esforzado por inculcar a sus jugadores un grado mayor de implicación y de profesionalidad del que tenían. Aseguran en el entorno de Camacho que a los chinos les falta un plus de competitividad para codearse con las mejores selecciones del continente asiático. De hecho, China sólo ha estado presente en el Mundial de 2002, en el de Corea y Japón. El mismo en el que Camacho era seleccionador español y vio cómo los penaltis ante los coreanos, después de un pésimo arbitraje, dejaban fuera a España.
El partido de ayer fue un quiero y no puedo de los chinos, que tuvieron más tiempo la pelota, pero que no supieron jugar con criterio. En cambio, Irak, entrenada por Zico, una leyenda del fútbol brasileño, tuvo las ideas más claras y aprovechó su oportunidad cuando el partido está acabado.
La candidez ofensiva deja, pues, a China sin la gran cita y a Camacho con algunas dudas.
Él, como buen testarudo que es, quiere seguir. Sin embargo, en el fútbol mandan las circunstancias y habrá que permanecer atentos al futuro del entrenador murciano.
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