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ANÁLISIS: Ha sido un buen director por Miguel Ayanz
l ¿En el terreno artístico, la gestión de Gas ha sido la adecuada?
–Con las precauciones necesarias cuando se habla de algo tan subjetivo como es un balance artístico, sí. Mario Gas cambió el modelo de programación –más espectáculos, aunque estuvieran menos tiempo– respecto a lo que encontró a su llegada. Han pasado decenas de obras por sus cuatro salas, contando las dos del Matadero, así que ha habido de todo, pero la media de calidad ha sido notable: sus escenarios han acogido a los mejores nombres españoles, desde Flotats, Pasqual, Espert y Narros hasta Blanca Portillo, Animalario y Miguel del Arco; y extranjeros, de Claudio Tolcachir y Sam Mendes a Tomaz Pandur, Baryshnikov, Declan Donnellan, Wajdi Mouawad y Robert Wilson. Y con precios populares. Deja además producciones propias redondas, como «Follies», con la que se despide.
l ¿Ha recibido críticas justas?
–Sí: su apuesta implicaba pocos días por espectáculo, y eso dejaba a mucho público interesado fuera. Pero Gas escuchó a sus detractores y amplió la permanencia de cada obra. Además, ha abierto las puertas a la profesión: por este Teatro Español ha pasado buena parte del teatro español.
l ¿Es lógico el escándalo por su sueldo y su renovación?
–Para un coliseo señero y un director de prestigio, su sueldo no es desmesurado. Aunque su contrato incluía dietas y el alquiler de su casa, lo cual, en estos tiempos, es llamativo. Pero lo más grave, un abuso poco estético, ha sido renovar de forma casi clandestina con Alicia Moreno a punto de dejar el cargo.
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