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La mercancía por los suelos por M CALDERÓN

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El principio que movió a los convocantes de «Democracia real, ya» a salir a la calle el pasado domingo no es nada nuevo: dicen que no quieren ser mercancía. Como en el siglo XIX. Es una manera de decir que el que trabaja crea riqueza aunque no cotice en Bolsa. Como en el siglo XIX. ¿Hemos retrocedido o hemos avanzado? Lo decía la vieja socialdemocracia y la vieja democracia cristiana, pareja de hecho que trajo al mundo el estado del bienestar una loca noche de verano, y lo decía la doctrina social de la Iglesia en su encíclica de 1961 «Mater et magistra»: no somos mercancía. Así que no se dejen llevar por el «look», o el «antilook», porque esto no es un pase de modelos, aunque para algunos la fiesta todavía no haya acabado. En la manifestación que comentamos había mucho vestuario «casual», como se llama ahora cuando alguien se quita la corbata y mantiene los restos del que en su día estuvo bien remunerado, un señor de orden caído en las trampas del mercado. ¿Nadie ha pensado qué ha sido de ellos? Pues habrá que ponerles nombre. El desaparecido Tony Judt comenta en «Algo va mal» que «sabemos qué cuestan las cosas, pero no tenemos idea de lo que valen».