Barcelona
Damas del fútbol
La maravillosa Ciudad del Fútbol de Las Rozas acogió la final de la Copa de la Reina. Se midieron el Barcelona, campeón, y el Español y ambos dejaron motivos que nos permiten pensar con esperanza y optimismo en el futuro del fútbol femenino. Las razones parecen sobradas. Ofrecen espectáculo, calidad notable en las jugadoras, muchas internacionales y contagian ilusión por su juventud y su buen hacer. Han conseguido que el entorno financiero comience a movilizarse por la fe y el compromiso físico, técnico, táctico y psicológico de las chicas.
La televisión se va incorporando y los partidos generan ya audiencias respetables. Parece claro que, con los operadores, aparecerán los patrocinadores. A pesar de la crisis, los anunciantes se apañan para hacerse visibles allí donde hay mercado. Y aquí lo hay. No parece necesario recurrir a las teorías de igualdad para defender el fútbol femenino porque ésa no es su razón de ser. La igualdad puede servir para reclamar un derecho inalcanzado, pero aquí ese derecho ya es una realidad brillante. Tanto el estamento federativo como los clubes, las almas de las organizaciones, han hecho los esfuerzos necesarios pa-ra ofrecer partidos de calidad alimentando el crecimiento integral de jóvenes deportistas que viven para el fútbol. Detrás hay un esfuerzo notable de directivos, técnicos y jugadoras. El fútbol femenino implica cantera. Merece nuestro apoyo, respeto y atención porque se lo están ganando a pulso.
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