Asturias

Fallece el jesuita español Luis Ruiz que rescató del olvido a 10000 leprosos chinos

El jesuita español Luis Ruiz S.J., que rescató del olvido a 10.000 leprosos chinos y a 30.000 refugiados, ha fallecido este martes a los 97 años de edad en su habitación de la Casa Ricci de Macao (China), después de trabajar durante 70 años por los refugiados, ancianos, enfermos psíquicos, leprosos y enfermos de sida.

Sus funerales, según informa la Compañía de Jesús, se oficiarán el próximo miércoles 3 de agosto en la catedral católica de Macao.

Nacido el 21 de septiembre de 1913 en Gijón (Asturias), Luis Ruiz, considerado como el creador del sistema de servicios sociales en Macao, ingresó en la Compañía de Jesús el 20 de septiembre de 1930 en la provincia de León SJ, concretamente en el noviciado de Salamanca. Un año después, continúo su noviciado en Marquain (Bélgica) y el juniorado y la filosofía en la ciudad de Marneffe, también en Bélgica, debido a la situación que atravesaba la Compañía en España durante esos años.

Posteriormente, en 1939, viajó a La Habana (Cuba) esperando un destino para hacer el magisterio. En 1940 se trasladó a China y en su capital, Pekín, estudió mandarín. Asimismo, cursó Teología en Innen City Anking (China) y fue ordenado sacerdote el 7 de junio de 1945 de manos de un obispo chino.

Cuando nació la República Popular de China, en 1949, las tropas comunistas llegaron a Anking y cerraron el Centro de la Misión. Los padres responsables, entre ellos el jesuita asturiano, fueron encarcelados con el Sr. Arzobispo Melendro. Durante su estancia en la cárcel, enfermó de fiebres tifoideas y fue curado en el hospital de Shangai.

El 1 de noviembre de 1951 fue expulsado de China a Macao, una ciudad "muy pobre"a la que iban llegando los chinos del norte que huían de los comunistas. En palabras de Luis Ruiz, que no tenía dinero para ayudarles, "eran gentes que llegaban con lo puesto, sin medios de vida ni trabajo". A partir de ese momento comenzó una "ingente labor"de apoyo a los refugiados y de esta manera su ayuda llegó a 30.000 de ellos, primero en el Colegio Ricci y luego en la Casa Ricci, que fue el principio de la Caritas en Macao.

Esa ayuda consistía en conseguirles documentación, encontrarles trabajo y ofrecer educación para sus hijos, no sólo en darles de comer. También abrió una iglesia para los refugiados portugueses y chinos. En esa etapa, según afirmaba el jesuita, "dar el catecismo por la noche era su trabajo más importante".


AYUDA A LA TERCERA EDAD
Después de que en 1969 China declarara que Macao pasaba a ser territorio chino bajo administración portuguesa, no podía haber refugiados chinos en territorio chino, según apunta la Compañía de Jesús. Por este motivo, los que llegaban a Macao era "refugiados ilegales". Ante esta situación, Luis Ruiz tomó la decisión de ayudar
a la tercera edad "porque algunos refugiados llevaban 20 años en Macao y ya había muchos ancianos".

Con 73 años, en 1986, el jesuita se introdujo en el mundo de los leprosos y comenzó a atender a este colectivo con la ayuda de varias congregaciones religiosas. Esto se debió, según manifestó Luis Ruiz, a que en ese año, con ocasión del gran terremoto en la provincia de Yun-nan, volvía a entrar en la China continental y en Cantó se encontró con un santo, "el celoso"P. Lino Wong, que le introdujo en "el olvidado mundo de los leprosos".

Tal y como manifestó Luis Ruiz, su primera visita a la leprosería de Tai-Kam fue "impresionante"y quedó admirado "por la tan inmensa miseria que se palpaba", por lo que sintió interiormente el "tremendo abandono en que vivían fuera de todo contacto humano". Con posterioridad, visitó más de 100 centros en trece provincias chinas donde había 100.000 leprosos, a los que organizó la "atención necesaria". En 2005, según añade la Compañía de Jesús, aceptó el ofrecimiento del Gobierno en la provincia de Hunan para crear un centro de enfermos de sida.

Finalmente, la Compañía de Jesús recuerda que el jesuita Luis Ruiz recibió varios premios, como la Medalla de la Orden del Mérito Civil del Gobierno de Macao, la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica y la Encomienda al Mérito de Portugal.