El Cairo
Egipto da la última calada
Egipto, un paraíso para diez millones de fumadores que consumen más de 75.000 millones de cigarrillos al año, acaba de declarar la guerra al tabaco con una drástica subida de impuestos y la prohibición de fumar en los lugares públicos.
Las nuevas medidas estaban ya incluidas en una ley aprobada por el Parlamento egipcio en junio de 2007, pero su aplicación, aplazada durante meses, acaba de ponerse en marcha con escasas muestras de entusiasmo en la calle.
Indiferentes a la subida del 40 por ciento del precio de los cigarrillos, decenas de adictos a la nicotina rodean en un céntrico barrio de El Cairo el pequeño kiosco de Karim Ashraf, un joven de 23 años que vende tabaco sin descanso.
"Lo único que ha cambiado es que ahora los clientes se llevan más cigarros sueltos", asegura a Efe Ashraf, que explica que todas las marcas han subido, incluida Cleopatra, la más barata y popular, que ha pasado de costar 2,75 libras (50 céntimos de dólar) a 4,25 libras egipcias.
La batalla del Gobierno contra el tabaco no sólo aspira a que miles de personas dejen de fumar a base de arañar su maltrecho bolsillo, sino también a convertir en zonas libres de humo los edificios y transportes públicos de un país donde el tabaco y la sisha (pipa de agua) son ritos sociales.
Y es que, hasta la entrada en vigor esta semana de la nueva ley que prohíbe fumar en estos espacios, el 70 por ciento de los egipcios ha sido durante años "fumador pasivo"en instalaciones gubernamentales y autocares públicos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hacer desaparecer el tabaco de hospitales, autobuses o ministerios es sólo uno de los desafíos de una iniciativa que nació en 2008 con la inserción en los envases de cigarrillos de la fotografía de un hombre conectado a una máquina de ventilación y la advertencia de que fumar mata.
"Era Hamdy Balala", afirma Ashraf, que recuerda que el retratado demandó al Ministerio de Sanidad por manipular una fotografía que animó el repertorio de bromas egipcias, pues "Balala está vivo y sigue siendo un fumador empedernido", cuenta entre risas el vendedor.
Desde aquel traspié, la campaña antitabaco estatal despierta la desconfianza de fumadores como Said Ali, de 67 años, que dio su primera calada hace medio siglo entre compañeros de escuela y que duda de otro aviso gráfico, el que alerta de que el tabaco provoca impotencia.
"Durante este tiempo he fumado un paquete al día y el aparato (sexual) sigue teniendo marcha", comenta Ali, que confía su vigor nocturno a una píldora de Viagra y a un par de cigarrillos para eliminar el regusto agrio que le deja el fármaco.
El recelo de Ali es compartido por los conductores de los autobuses públicos, afectados por la prohibición de fumar a bordo, que se muestran escépticos sobre la posibilidad de controlar a los pasajeros indisciplinados en un transporte bullicioso y caótico.
"Cuando alguien se niegue a apagar el cigarro, pararé el autobús y le pediré que se baje", apunta el conductor Zabet Jamis, que se considera un "fumador pasivo"después de años de convivencia con el humo de sus pasajeros y que espera que la nueva norma ayude a muchos de ellos a dejar el tabaco.
Si no es por convicción, algunos egipcios se abstendrán de fumar por el temor a las sanciones, que oscilan entre 50 y 100 libras egipcias para los fumadores y entre 1.000 y 20.000 libras para los responsables del lugar donde se vulnere la ley.
Para hacerla cumplir, el Gobierno ha anunciado que un "numeroso cuerpo de inspectores"de la Unidad Antitabaco del Ministerio de Sanidad recorrerá autobuses y dependencias administrativas en busca de infractores.
A Saleh, un empleado metalúrgico de 34 años, no le preocupa la prohibición. "Nunca he fumado en el autocar. Es perjudicial para mí, pero no quiero que lo sea también para los demás", asegura mientras enciende un cigarro para matar el tiempo de espera en una estación de El Cairo.
Las medidas coercitivas, según él, no estimularán su deseo de dejar de fumar. "La verdadera motivación la tengo en casa y es mi hija de tres años, que siempre coge el paquete de tabaco y lo tira por la ventana", concluye.
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