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Fabra firme contra la corrupción por Iñaki Zaragüeta
Eso se llama predicar con el ejemplo. El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, abanderó en el último Congreso Nacional del PP de Sevilla la implantación de medidas disciplinarias para aquellos cargos públicos que se vean en problemas con la Justicia. Tan sólo diez días después, a Fabra no le tembló el pulso para destituir a un secretario autonómico y a un director general tres horas después de ser imputados en un caso en el que se investiga el desvío de dinero concedido para la cooperación. Además de la coherencia con los postulados defendidos en el cónclave popular, cabe resaltar la extraordinaria acogida que esa decisión ha tenido en la sociedad valenciana. El PP acierta al instaurar un cambio radical en el capítulo de la corrupción. Es la única forma de contrarrestar ese pensamiento cada vez más generalizado: «La política es la cara de la corrupción». Han pasado demasiados años aceptando, también la sociedad, casi con normalidad «affaires» que apestan. Fabra ha sido coherente con los principios que capitaneó en Sevilla. Además de expeditivo, lanzó un aviso a navegantes: «Es necesario actuar con firmeza y contundencia, porque esos comportamientos no tienen cabida en el Gobierno valenciano». Es la forma de hacer bueno aquel pensamiento de Tierno Galván: «Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal». Aludía a la transparencia, no a la fragilidad. Los destituidos no son culpables, no están sentenciados. Podrán ser restituidos en caso de declararse su inocencia. Mientras tanto, el presidente valenciano ha sido consecuente con un Estado desarrollado. No puede aceptarse una de las gracias, verdades algunas veces, de Groucho Marx: «Sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde que sí, sabes que es un corrupto». Así es la vida.
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