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Un balón de oxígeno por Demetrio Fernández
El viaje apostólico del Papa a Cuba, «peregrino de la Caridad» es un balón de oxígeno para una Iglesia que sobrevive en medio de tantas dificultades. El régimen comunista, obsoleto en su análisis que no responde a la realidad, la persecución durante décadas de la Iglesia Católica, un poco atenuada desde la anterior visita del beato Juan Pablo II y las carencias de todo tipo a consecuencia del embargo que asfixia la isla hacen que una nación como Cuba apenas tenga esperanza en su propio futuro.
En esta situación, la Virgen de la Caridad del Cobre en sus 400 años de presencia en Cuba ha recorrido toda la isla suscitando un entusiasmo que Cuba no conocía desde hacía mucho tiempo. El sentido religioso y la fe de un pueblo no puede arrancarse tan fácilmente, aunque la revolución haya hecho estragos. La Virgen María ha llegado al corazón de los cubanos convocándolos al encuentro con Jesucristo, único salvador de todos los hombres.
Construir un futuro
La más profunda identidad de Cuba se ha removido desde dentro para reconocerse en la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla, a cuyo Santuario ha viajado el Papa como «peregrino de la Caridad». Una nación sin esperanza, ha recobrado la esperanza al sentirse convocados por la Madre común.
El Papa en su servicio de supremo pastor de la Iglesia ha tocado la fibra más profunda de un pueblo creyente. «Vale la pena, queridos hermanos, dedicar toda la vida a Cristo, crecer cada día en su amistad y sentirse llamado a anunciar la belleza y bondad de su vida a todos los hombres, nuestros hermanos», les ha recordado. Ésta es la tarea que realiza la Iglesia católica en Cuba. Dichosos los pies del mensajero que anuncia la paz y la esperanza para un pueblo que necesita razones para construir su futuro.
Demetrio Fernández
Obispo de Córdoba
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