Cataluña
El espejismo
Los nacionalistas catalanes se las prometían felices. Se auguraban una gran victoria electoral. Los resultados de las autonómicas fueron halagüeños y quedando tan cerca en el imaginario colectivo, las municipales sólo podían ser la constatación de su hegemonía. Pero las encuestas no dan estas alegrías a la Federación encabezada por Mas y Duran.
En Barcelona, si hace unos meses estaban al borde de la mayoría absoluta, ahora no sólo se alejan sino que algunas encuestas demoscópicas indican que los socialistas recuperan terreno perdido y pueden mantener el gobierno municipal. El PP puede no ser suficiente para dar la alcaldía a Xavier Trias. Lo peor es que los sondeos indican también que los socialistas están de subida y los nacionalistas de bajada, y sin frenos.
Por si esto fuera poco, CiU Lleida está perdida, Tarragona queda lejos y Girona es un galimatías en el que los socialistas resisten. Para evitar que la augurada brillante victoria sea sólo un espejismo, el nacionalismo catalán recupera su «leif motiv» habitual. España agrede a Cataluña. Si España agrede a Cataluña y está gobernada por los socialistas, ergo los socialistas agreden a Cataluña. Conclusión, los socialistas son malos catalanes. Los buenos, los nacionalistas, incluso los independentistas. Así, CiU, autoerigida en defensora de Catalunya, trata de evitar un traspiés electoral entusiasmando a los suyos agitando el sentimiento nacional. No hay que votar a los culpables de todos los males de Cataluña, dicen a diario. Todo por frenar la recuperación de terreno de los socialistas, CiU ha pasado a un discurso defensivo. Sabe que no puede sumar pero quiere dejar de restar. Eso sí, del PP ni palabra. Los populares no son el adversario, quizás, son más aliado.
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