Barcelona
La semana negra de Mourinho
Decía Mourinho que los doce mejores días que había pasado en el Real Madrid eran los que había estado sin hablar. Y seguro, en cambio, que ayer fue uno de los peores, porque a la humillación del Camp Nou, pese a que el técnico portugués «digirió» bien la «manita», se sumó la sanción impuesta por la UEFA, que le castigó con dos partidos –uno de ellos no lo cumplirá si durante tres años mantiene un comportamiento ejemplar– por las autoexpulsiones de Xabi Alonso y Sergio Ramos en el partido de Liga de Campeones ante el Ajax en Ámsterdam.
El día de después de la derrota ante el Barcelona y mientras el madridismo trataba de masticar el clásico, la UEFA se descolgó a media tarde con unas sanciones que en principio no se esperaban. Al técnico se le impone, además, una multa de 40.000 euros. Para Xabi Alonso y Sergio Ramos son 20.000 euros, 10.000 para Casillas y 5.000 para Dudek, el mensajero que utilizó el técnico para transmitir las órdenes a los jugadores. Las imágenes de la televisión han sido determinantes para las sanciones. El Real Madrid es multado con 120.000 euros.
Para la Comisión de Control y Disciplina de la UEFA fue Mourinho el instigador de las autoexpulsiones y de ahí que sea el que sale peor parado. Cumplirá el castigo el próximo día 8 ante el Auxerre en el Bernabéu. Lo mismo que los autoexpulsados Xabi Alonso y Sergio Ramos, sancionados, como se esperaba, con un encuentro, que era lo que ellos buscaron en el Amsterdam Arena.
- Planteamiento fallido. El técnico del Real Madrid había estudiado en profundidad al Barcelona. Por la mañana los jugadores revisaron en el hotel los últimos vídeos y se fueron al Camp Nou convencidos de que todo estaba en orden. Y todo se hizo añicos en veinte minutos.
- Dos goles regalados, como dice el técnico, fueron el principio del fin. El equipo, con las líneas muy juntas y la defensa adelantada, cometió el error de no presionar al Barcelona en su campo, como ha hecho a lo largo de la Liga con todos sus rivales. Y eso permitió a los azulgrana convertir el partido en un rondo ante la incapacidad de los madridistas.
- Quiso rectificar Mourinho en el descanso con la presencia de Lass, y todo fue a peor. No hubo mejora y el Barça acrecentó su dominio y posesión del balón. Cuando se supo que Higuaín no estaba en condiciones, se especuló con la titularidad de Lass, pero fue su compatriota Benzema el sustituto del argentino. ¿Se arrepintió el técnico? Quiso dar una oportunidad al delantero –un fichaje en el que confiaba mucho Florentino– y éste defraudó como la mayoría de sus compañeros. Habrá que ver lo que hace Mourinho cuando se le presente un partido de estas características, bien en Liga o en Europa. El técnico fue coherente a como venía jugando durante la temporada y la apuesta le salió mal. Por eso no se debe especular sobre el particular. Él tenía una idea y la mantuvo, aunque no se sabe si a regañadientes.
- El enfado de Florentino. Al presidente del Real Madrid, que no parece que vaya a romper el silencio que se ha autoimpuesto, no le gustó la decisión de que los jugadores no hablaran después del partido. Fue Mourinho el que dio la orden a los responsables de Prensa del club de que los jugadores no hiciesen declaraciones. Alguien recordó que tras la el «alcorconazo» varios jugadores dieron la cara y pidieron perdón por la debacle ante el modesto. El lunes sólo se había perdido un partido y lo más lógico es que en la zona mixta hubieran hablado tres o cuatro futbolistas. Al único que se le oyó fue a Xabi Alonso, abordado en el césped por las cadenas de televisión.
- Sergio quería hablar. Uno de los que estaba dispuesto a dar la cara para pedir perdón por su comportamiento durante el partido era Sergio Ramos. El sevillano, que había sido expulsado por propinar una patada a Messi y después había puesto su mano en la cara de Puyol, quería explicar lo sucedido y disculparse públicamente por su actitud con la adrenalina muy alta y las pulsaciones a punto de estallar. Coincidió en el control antidopaje con Piqué y mantuvieron un breve diálogo. Hoy vuelve el Madrid al trabajo –ayer hubo descanso para la mayoría– y quizá alguien dé la cara. El viernes le toca a Mourinho.
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