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Cuestión de responsabilidad
El Gobierno está seguro de que Bruselas aceptará el nuevo límite de déficit público para 2012. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, en entrevista que hoy publica LA RAZÓN, se mostró convencido de que «nuestros socios entenderán los esfuerzos que hacemos» y recordó que no ha habido sorpresas pues «ya habíamos adelantado que el déficit no sería del 4,4%», y que no se incumplen las reglas europeas porque éstas «defienden una reducción del déficit estructural, compromiso que este Gobierno va a cumplir». Por eso la decisión del Gobierno de reducir sólo hasta el 5,8% del PIB el déficit debe verse antes como un ejercicio de responsabilidad y sentido común en un país que precisa crear puestos de trabajo, que como un desafío a la UE. No es lo mismo partir de un déficit del 6%, con crecimiento de la economía, para rebajarlo al 4,4%, que asumir el esfuerzo de hacerlo desde el peor de los escenarios construido por la herencia socialista: partiendo de un 8,51 de déficit, con la economía en recesión, más de cinco millones de parados y una caída de los ingresos del Estado estimada en un 2%. Como explica Cristóbal Montoro, el esfuerzo de reducción del desequilibrio ha tenido ya su precedente en la subida del IRPF y el IBI, adoptada con urgencia cuando se conoció el agujero socialista, y el Ejecutivo no está dispuesto a subir de nuevo los impuestos, ni a bajar el sueldo de los funcionarios o recortar pensiones y prestaciones por desempleo . Habrá, eso sí, que ajustar de nuevo las cifras con las comunidades autónomas, porque «no es el momento de hablar de una reforma de la financiación autonómica y sí de nuevos ajustes en el gasto». Y para que el plan del Gobierno funcione, y se recuperen seriedad y credibilidad, se ha aprobado el proyecto de Ley de Estabilidad que obliga e impone la disciplina presupuestaria a todas las administraciones.
El cuadro macroeconómico presentado el viernes es una hoja de ruta posible, que hace viable el compromiso final de llegar a un máximo del 3% de déficit en el año 2013, pero que además permitirá en cuestión de «pocas semanas», según Montoro, «bajar los impuestos a pymes y autónomos» y poner en marcha otras medidas para recuperar confianza y reactivar la economía, como el plan de pago a los proveedores de autonomías y ayuntamientos o nuevas fórmulas de colaboración con la inversión privada. El ahorro llegará también al área de los servicios, aunque el ministro es firme al ratificar que lo que hace el Ejecutivo con sus reformas es «exigir más a los que más tienen y menos a los que dependen de los servicios sociales». No se trata de recortar, sino de gestionar mejor y redefinir los contenidos y el funcionamiento de los servicios para mantener el Estado del Bienestar «y garantizárselo a aquellos que no tienen recursos».
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