España
La UCI contra España
El máximo organismo del ciclismo internacional centra su mirada en España. El presidente de la Unión Ciclista Internacional, Patrick McQuaid, declaró ayer en Melbourne que el Gobierno debe admitir el problema del dopaje y que debe ponerse manos a la obra para solucionarlo. Los casos de, entre otros, Contador y Mosquera han reabierto una herida en la UCI sobre un problema que no sabe de nacionalidades.
«El Gobierno necesita ante todo admitir que hay un problema y no sé si realmente lo admite», declaró McQuaid en Australia, lugar en el que se están disputando los mundiales de ciclismo en carretera. «Necesitan sentarse con el deporte y poner en marcha muchas medidas», añadió el dirigente. Sus declaraciones son la reacción a la suspensión a cuatro ciclistas españoles en las últimas horas como consecuencia de «análisis adversos» en controles antidopaje.
El caso más llamativo, por la importancia del nombre y la ínfima cantidad de clembuterol detectada, es el del triple campeón del Tour, Alberto Contador. A su caso se han sumado el del subcampeón de la Vuelta 2010, Ezequiel Mosquera, suspendido junto a David García por análisis llevadas a cabo durante la última edición de la carrera española. El positivo por EPO de la mallorquina Marga Fullana, competidora en pruebas de bicicleta de montaña, ha culminado una semana trágica para el ciclismo español.
Sobre el caso del ciclista pinteño, McQuaid dijo que no podía anticipar cuánto tiempo llevaría aclararlo. En este sentido, el director general de la Agencia Mundial Antidopaje, David Howman, afirmó que no se debe restar importancia al caso de Contador. «Eso no significa que no hayas hecho trampa», concluyó Howman.
Asimismo, la Federación Española de Ciclismo informó de que durante la jornada de ayer los españoles que compiten en el Mundial de Australia, además de la corredora Rosa Bravo, recibieron en la madrugada la visita de los representantes de la UCI encargados de los controles antidopaje.
Guardiola guía a Contador en su defensa
El entrenador del Barça dijo que si el ciclista cree en su inocencia debe «pelear contra el mundo hasta el final» para demostrar que no se ha dopado. Guardiola vivió una situación similar cuando era jugador del Brescia y dio positivo en un control en noviembre de 2001. Durante varios años intentó demostrar que no había tomado nada, sino que había sido su propio cuerpo el generador de esa dosis de nandrolona. Finalmente, el año pasado fue absuelto por un tribunal italiano.
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