Despidos

«Comisiones» obreraspor Ely del Valle

La Razón
La RazónLa Razón

Mientras el domingo a la hora del aperitivo sindicatos y líderes de la izquierda aplanaban el asfalto, el presidente insistía desde el púlpito de ese Congreso que ha convertido al PP en un partido basáltico inmune a las grietas, en que la reforma laboral es justa y necesaria. No añadió que es su deber y nuestra salvación, pero como si lo hubiera hecho. Con el aplomo del cirujano convencido de que la única solución es extirpar, Rajoy lo ha dejado claro: esto es lo que hay, y no parece que las consignas coreadas por liberados sindicales, miembros de consejos de administración de la banca y líderes progresistas –en algunos casos por separado; en otros reconcentrados en una única persona– vayan a hacer mella en su espíritu reformista. A partir de ahora los sindicatos tienen dos opciones: refunfuñar por lo bajinis como hicieron cuando a Zapatero le dio por la poda de pensiones y la congelación salarial de funcionarios, o recolocarse los gayumbos y organizar una huelga general que le va a sentar a nuestra economía como a un estreñido una ración de atascaburras. La situación de los próceres sindicales no es fácil: si no hacen nada, malo, si lo hacen, peor, y por el camino a entretenerse explicando cómo se come eso de denunciar a voz en grito el abaratamiento del despido cuando están cobrando sueldos millonarios de la banca, porque lo de alegar como ha hecho el secretario de CC OO Madrid que su colega de UGT no está haciendo nada que no haga el resto de consejeros de Bankia, ha dejado a más de uno sin habla; y es que estábamos convencidos de que lo de «comisiones obreras» significaba otra cosa.