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Prótesis fuera por peligro de muerte

Francia retirará 60.000 implantes mamarios PIP, una silicona industrial que afectaría a centenares de españolas

Valencia y Alicante son las provincias que más portadoras tienen de estas prótesis en España
Valencia y Alicante son las provincias que más portadoras tienen de estas prótesis en Españalarazon

Madrid/París- «No sabemos cuántos casos hay en España porque no hay datos fiables del número de prótesis que se han implantado», asegura un portavoz de Sanidad. «Calculo que unas cinco mil perjudicadas sólo en la Comunidad Valenciana», contrasta Emi, una de las perjudicadas por las prótesis mamarias PIP (Poly Implant Prothèse). En 2010, Francia ya advirtió del peligro de estos implantes de fabricación gala que en España ya habían generado los primeros problemas. «En noviembre de 2009 notifiqué dos roturas y desde la Generalitat valenciana me aseguraron que ningún médico estaba registrando estos incidentes», explica el doctor Jaume Serra, cirujano plástico. «Cada año nos llegan más de 10.000 reclamaciones por medicamentos, pero de los cirujanos apenas tenemos notificaciones», añaden desde Sanidad. Ha sido la alarma gala la que ha generado el aviso de Sanidad de que las mujeres con implantes PIP se realicen un seguimiento.

En nombre del «principio de precaución», las autoridades francesas van a pedir a las 30.000 mujeres operadas con implantes PIP en Francia que acepten retirar este tipo de prótesis mamaria que durante años la compañía gala Poly Implant Prothèse ha estado fabricando fraudulentamente, para reducir costes, con un gel de silicona no apto para uso médico. Aunque no existe un riesgo sanitario inminente, de acuerdo con el ministerio de Sanidad francés, son muchas las sospechas acerca de un posible efecto cancerígeno en las pacientes implantadas. La alarma ha saltado con el reciente fallecimiento de una mujer portadora de PIP tras sobrevenirle una forma rara de linfoma. En total se han detectado ocho casos de cáncer en pacientes con prótesis defectuosas como ha confirmado el doctor Jean-Yves Grall, director general de Sanidad, aunque por el momento no se ha podido establecer una relación causa-efecto entre los implantes en cuestión y los tumores desarrollados en las pacientes. De acuerdo con el ministerio de Sanidad español, «no se ha notificado ningún caso relacionado con el cáncer en España».

En Francia al igual que en nuestro país, hasta ahora la única recomendación consistía en consultar al médico o cirujano de turno para revisar el estado de dichas prótesis, a la espera de nuevas medidas. Sin embargo, si el Gobierno galo decide, a finales de esta semana, una extirpación preventiva en las 30.000 mujeres afectadas, será algo «único en la historia de la cirugía reparadora», según el diario galo «Libération» que ayer revelaba la noticia. En ese caso, la seguridad social correría con los gastos clínicos y médicos derivados de la operación de retirada pero no de la reimplantación, salvo en aquellas pacientes portadoras de prótesis PIP como consecuencia de un cáncer de pecho. Las menos, ya que se estima que el 80% de los implantes son por razones de estética. Desde el ministerio español confirman que el Sistema Nacional de Seguridad Social «no costearía esta operación ya que se considera una intervención estética».

Desde que en 2010 esos modelos fueran retirados del mercado después de que la agencia de seguridad sanitaria alertara del elevado índice de roturas registrado, 523 mujeres han pasado por el quirófano para su extracción. En total, más de dos mil mujeres han denunciado a la compañía ante la Fiscalía de Marsella que ha abierto una investigación por «heridas y homicidio involuntario» contra la compañía, que cesó su actividad en 2010, y que se enfrentará además a finales de 2012 a un juicio por «engaño agravado» y «obstáculo a los controles sanitarios» entre otros cargos.

Mientras, dentro de nuestras fronteras, las afectadas plantean tomar medidas legales contra los cirujanos que las operaron y que no corrieron con los cargos de las explantaciones y posteriores reconstrucciones de pecho. Para ello, el doctor Serra se ha convertido en el único cirujano que pelea a favor de estas mujeres. «He creado el proyecto Filantropía, no sólo para reconstruirles los pechos, sino también para poder cruzar datos de las mujeres afectadas», explica. Una cifra difícil de cuantificar, ya que la compañía productora que cerró por quiebra no ha confirmado cuántas prótesis defectuosas salieron de su fábrica.

No son los únicos culpables, todas los implantes que se utilizan deben pasar un control de calidad que les otorgue la CE. Las PIP obtuvieron este certificado en Alemania, Tüv Rheinland se lo concedió, pero «creemos que fabricaron varias partidas con un gel de menor calidad, defectuoso». Emi, una de las perjudicadas, asegura indignada que «era un gel aislante, no silicona».

En enero de este año, el FAD norteamericano, homólogo a los ministerios de Sanidad europeos, también alertó sobre el peligro de estos implantes y recomendó a las mujeres portadoras que revisaran el estado de sus pechos por la posibilidad de contraer cáncer. De ahí que implantaran un sistema de análisis para aquellas mujeres que se explantaban: analizar el tejido del contorno para comprobar que no se han creado células cancerígenas. En España son pocos los cirujanos que trabajan siguiendo el protocolo. «Analizar las muestras de tejido cuesta unos 300 euros, por eso apenas se relaizan», asegura el doctor Serra, uno de los pocos en apostar por esta medida.


CLAVES
Métodos para su detección

1.- Una mamografía es el
método más frecuente para diagnosticar una prótesis de silicona en mal estado.
2.- La resonancia magnética
nuclear es otro procedimiento alternativo para comprobar si una prótesis es defectuosa.
3.- La palpación también
es otra técnica utilizada por los ginecólogos para detectar posibles desperfectos tras la intervención quirúrgica.


EN PRIMERA PERSONA
«Lesionó mi cuerpo y mi salud mental»

A Eva Giménez le habría gustado no tener que atender a los medios, ni dar su testimonio, pero una operación de aumento de pecho en 2007 la ha obligado a dar la cara por todas las mujeres con problemas por implantars prótesis PIP. «A los 15 días de operarme se me encapsuló el pecho y mi médico no me hizo ni caso», explica. Desde entonces convive con dolores constantes y «con una sensación de quemazón que, a pesar de haber sustituido las prótesis defectuosas, sigo notando». Acudió a Urgencias en varias ocasiones, pero siempre le remitían a su cirujano, «al que me quitó mi feminidad, lesionó mi cuerpo y mi salud mental». Nadie la ayudaba; la fiebre y los vómitos se sucedían. Perdió su empleo y cayó en una grave depresión: «Me echaba la culpa de mi situación y llegué a autolesionarme». Ahora, a través de una asociación, ayuda a mujeres que sufren los mismos dolores y está estudiando cómo tomar acciones legales contra los médicos que la atendieron y contra la empresa que distribuyó los implantes.