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Dimite el «papa» de la Iglesia anglicana

El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, máxima figura para los anglicanos, presentó ayer su dimisión a la reina Isabel II, gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra.

Dimite el «papa» de la Iglesia anglicana
Dimite el «papa» de la Iglesia anglicanalarazon

El galés, de tendencia liberal, dejará su oficina a finales de año para convertirse en decano del prestigioso colegio Magdalene College de la Universidad de Cambridge.

Sus diez años en el cargo no han sido nada fáciles. Nunca ha mostrado tapujos a la hora de hablar de los temas más actuales y algunos de sus comentarios causaron cierta polémica, en 2008 llegó a decir que la adopción de ciertos aspectos de la «sharia» en Reino Unido parecía «inevitable». Aun así, su buen hacer le ha hecho ganarse el respeto incluso de sus enemigos. Tanto el bando más conservador como el más progresista alabaron ayer la forma en la que se ha enfrentado a los debates más controvertidos, especialmente los referentes al papel que desempeña la mujer y a los derechos de los homosexuales.

Evitar el cisma

El próximo julio, el sínodo general de la Iglesia de Inglaterra votará la legislación que permitirá la ordenación de mujeres obispo. A pesar de estar a favor, Williams siempre ha intentado hacer concesiones a unos y otros para evitar un cisma.

Pero sus intentos conciliadores no han podido apaciguar los ánimos de muchos sacerdotes, que han amenazado con pasarse al catolicismo si se cambia la ley. El Papa Benedicto XVI aseguró en febrero que recibiría a los tradicionalistas con los brazos abiertos.

Su dimisión coincide con el periodo consultivo de 12 semanas que el jueves planteó el Gobierno de David Cameron para llevar a la Cámara de los Comunes su propuesta para que las parejas del mismo sexo puedan casarse antes de los próximos comicios en 2015.

Las «uniones civiles» entre homosexuales son legales en Reino Unido desde 2005, pero el Ejecutivo quiere que éstas puedan considerarse matrimonio.

El arzobispo de Canterbury, de 61 años, siempre se ha mostrado a favor de que las leyes eviten la discriminación de los gays, pero en su opinión eso no faculta a los legisladores para llevar a cabo cambios que considera «culturales».

Debido a la presión de sus fieles y de muchos de sus sacerdotes, en septiembre de 2010 tuvo que aceptar que clérigos abiertamente homosexuales pudieran ser nombrados obispos. El objetivo era mantener como fuera la unidad del anglicanismo. Eso sí, puso sus reglas sobre la mesa: los obispos gays tienen que mantenerse célibes, una obligación que no existe para sus compañeros heterosexuales.

Al dar a conocer su renuncia, Williams afirmó que ha sido un «enorme» privilegio estar al frente de la comunión anglicana, que calificó como un «gran tesoro».

«Cuerpo de buey y piel de rinoceronte»


«Espero que mi sucesor tenga la constitución de un buey y la piel de un rinoceronte», dijo Williams. «Pero tendrá que mirar con ojos de esperanza en una iglesia que, con todos sus problemas, es para muchos un lugar al que se recurre en momentos de necesidad y crisis».