Balance del Gobierno
Refundación ordenada por Toni Bolaño
No hay peor ciego que el que no quiere ver. A pesar de la tozuda realidad, Rubalcaba no quiere ver que él es el máximo responsable del «ninguneo» que los ciudadanos someten al PSOE, que el partido socialista no es punto de referencia de la política española. El ciclo electoral es el peor de todos los que se recuerdan. Basándose en la táctica del avestruz, se refugia en argumentos de carácter interno para justificar su no dimisión. Dice que nadie le ha dicho «Alfredo esto no tira». No hace falta. El PSOE no tira y, lo peor, no tiene visos de tirar, y menos con una dirección encerrada en sí misma.
La situación es tan grave que no puede ser solventada diciendo que «yo tengo la mayoría». Lamentablemente, este no es el debate. El PSOE ha entrado en barrena y la actual dirección socialista es incapaz de establecer una alternativa creíble. La falta de liderazgo ayuda en esta falta de credibilidad. El PSOE debería abordar, sin tapujos y sin complejos, una refundación ordenada para establecer las nuevas políticas que puedan volver a conectar con los electores de izquierda. La política se hace con banderas y, hoy, el PSOE no tiene ninguna. No tiene modelo de estado, que Rubalcaba limita a una reforma federal de la que se desconoce el contenido, navegando sin un rumbo fijo entre el nacionalismo mesiánico de Mas o el pragmático de Urkullu, y el unionismo intransigente del PP; no tiene modelo económico que fue dinamitado por la genuflexión de Zapatero a las políticas de Merkel y de la UE; no tiene la confianza ciudadana por su mala gestión en la crisis; no ha sido capaz de liderar las reformas democráticas que una buena parte de los ciudadanos reclaman para recuperar la confianza en la política, y ha perdido la batalla ideológica con el PP. Para iniciar el camino de la refundación ordenada hay que cumplir una premisa. La autocrítica. Y esta brilla por su ausencia. También se echa a faltar la recuperación de la iniciativa. Quizás porque los derroteros en los que se mueve la actual dirección se limitan a dar cera al PP y a discutir cuál es el modelo de oposición. El PSOE necesita nuevos tiempos y a Rubalcaba se le ha pasado el arroz. Razones para irse, muchas. No lo dirán los órganos del partido, pero lo dicen los españoles.
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