Cataluña
Barcelona gasta 23000 euros en arreglar un reloj callejero que sigue sufriendo averías
BARCELONA- En 1929, con motivo de la Feria Internacional de Barcelona, el número 2 de la calle Rocafort estrenó un reloj para nada al uso. Diseñado por Juan Cabrerizo, los ciudadanos podían saber qué hora era sin tener que levantar la mirada del suelo, porque allí fue donde se colocó el popularmente conocido como «reloj de las luces». Una pieza que marcaba las horas y los minutos con luz y que en la parte central tenía unas alas doradas que representaban al dios Hermés (el dios de los viajeros y los comerciantes). Ocho décadas más tarde, y tras ser reemplazado por una reproducción idéntica en 2005 –que supuso un gasto de 60.000 euros–, el citado reloj de la calle Rocafort, hasta hace quince días, no era capaz de marcar las horas, pese al desembolso que asumió el Ayuntamiento para su puesta a punto.
Hace un mes, el grupo municipal del PP de Barcelona alegó en la cuenta general que el equipo municipal gastó 23.160 euros en enero del año pasado para modernizar la maquinaria –invirtió 3.984 más IVA en la infraestructura y otros 15.642 euros más IVA en la tecnología led que emite las luces–, y ni siquiera ha conseguido que funcione correctamente, porque marca los minutos pero a veces falla el dispositivo de la hora. El concejal del PP de Barcelona que interpuso las alegaciones, Eduardo Bolaños, expuso que «nos parece desmesurado que se haya gastado esta suma para un reloj que está estropeado permanentemente».
La inversión en las reparaciones del reloj proviene de Paisatge Urbà, que puede pagar las modificaciones gracias al dinero recaudado con la instalación de lonas publicitarias. «Aunque la cifra no es desorbitada, creemos que el dinero que se ha gastado se podría invertir en mejorar el mantenimiento de las calles, arreglar los baches o financiar locales de uso social», dijo Bolaños. Lo cierto es que el reloj lleva años sufriendo remodelaciones. Cuando se encargó su réplica en 2004, se hizo porque al estar sobre el pavimento agrava el deterioro y requiere un mayor mantenimiento.
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