Francia
La chistera y la capucha por Iñaki EZKERRA
A Zapatero siempre le ha gustado sacarse conejos de la chistera. Es lo que hizo ayer al anunciar unas elecciones de las que no había dicho nada en el Consejo de Ministros que la precedió y esa afición a la prestidigitación –como a la improvisación consiguiente– es también la que ha marcado su política antiterrorista. El último conejo es ese comunicado de ETA del que habla todo el mundo aunque no ha tenido lugar y que, de tenerlo, presentará una «autodisolución-tampa». Hay algo peor aún que una negociación con ETA «para que se disuelva» y es la improvisación de un ilusionista torpe que mezcla en su política la chistera propia con la capucha y la txapela del terrorismo etarra. Por esa razón, el período que ayer se abrió hasta la convocatoria electoral es especialmente peligroso. Porque es en el que más disparates puede cometer un gobernante agonizante tan dado a improvisar y que dispone sólo de tres meses para crearse una presentable imagen póstuma. El obstáculo más tranquilizador con el que podría topar una hipotética tentativa de negociación es la falta de interlocutores por los dos lados. Ni en ETA ni el PSOE existe hoy alguien con autoridad «inmoral» para adquirir un tipo de compromiso estable. En la parte de ETA, porque la división en la que ha trabajado Rubalcaba tiene su efectividad y, además de ideológica, es espacial y generacional. Ni Bildu ni los presos ni los veteranos huidos ni los activistas dispersos por el sur de Francia con su pistola y su porro de marihuana ofrecen hoy un bloque monolítico. Del lado del PSOE porque las diferencias que han podido tener Zapatero, Rubalcaba, López y Egiguren no se van a limar en una fase electoral que augura mal desenlace.
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