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El cisma por Miguel Ángel Rodríguez
Inglaterra, como si fuera una repetición de la Historia, ha vuelto a desmarcarse de Europa continental y asegura que no va a adoptar las medidas acordadas por el núcleo central formado por Merkel y Sarkozy. Su tradición liberal y su potente sector financiero, el más importante de Europa, le impiden aceptar una de las condiciones de este pacto: compartir la regulación de su sistema bancario con una comisión europea que impondrá normas estrictas y sanciones. Los inversores no esperaban gran cosa de esta reunión. Alemania ya se había encargado de anunciar que no saldría ninguna solución a la crisis.
El pacto fiscal, en sí mismo, no supone ninguna garantía de eficacia. El ejemplo lo tenemos en España. Ha sido uno de los pocos países que han cumplido los objetivos de déficit y deuda acordados en la UE hasta que comenzó la crisis. Sin embargo, no ha servido para que la economía se venga abajo, los niveles de crecimiento se estanquen y el paro sea el más elevado de Europa.
El mercado sabe que el pacto fiscal en sí mismo no significa nada. Solo sería efectivo si gracias a él el BCE pudiera modificar su actuación y comprar bonos de países con problemas.
Pero el jueves, Mario Draghi dejó bien claro que su mandato era otro y aun tomando medidas muy contundentes para proteger al sistema financiero, no transmitió la seguridad que los inversores buscaban: la de que los bonos de países con problemas serían avalados por compras del BCE.
Seguimos estando en el mismo lugar que hace una semana y en el mismo que hace un mes. Lo más preocupante es que no se espera ningún cambio en el corto plazo.
Miguel Ángel Rodríguez es analista asociado de XTB
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