Cambios climáticos
El invernadero tropical filtra más de 200 sustancias nocivas
La clave de Geosolark Home es el empleo de ciertas especies vegetales que destacan como depuradoras de aire naturales
La casa-proyecto Geosolark Home gira en torno al invernadero y a la escalera que «vuela» por encima de la vegetación y sube hacia un espacio acristalado inundado de luz. El conjunto vegetal, es el pulmón natural de la vivienda, que hace que ésta no necesite ventilación. Está situado en la «zona de día», es decir, salón, comedor y cocina, pero el aire de estas y otras habitaciones está exento de partículas nocivas, gracias a una cuidadosa elección de especies.
Así, «para el bajo plano, es mejor elegir plantas tapizantes que cubran el suelo lo máximo posible. En cambio, para el plano superior se deben plantar especies más lineales y de tallo largo que hagan el conjunto más verde», explica Jesús M. Langarica, director general de Geosolark Arquitectura Solar Geotérmica.
Selección de flora
Según el arquitecto, su elección se basa en estudios que demuestran científicamente que ciertos grupos de plantas tienen efectos saludables y funcionan como «depuradoras de aire naturales». «Es decir –prosigue–, neutralizan gases nocivos absorbiéndolos y descomponiéndolos, mejoran la humedad por su proceso de vaporización regulado y hacen el aire más saludable transformando de manera eficaz el CO2 en oxígeno».
Langarica indica cinco grupos de plantas especialmente idóneas para el invernadero interior que ha diseñado: sedum, areca, hedera, nephrolepis y spathiphyllum, nombrada, en 2007, la Planta de Oficina del Año.
Todo ello «reporta a la vivienda un microclima con óptimas condiciones de humedad, temperatura y de calidad del aire, independientemente de las condiciones climatológicas y de calidad del aire del exterior», afirma.
En cuanto a la cuestión sobre la salubridad o no de convivir con plantas dado que su actividad transformadora nocturna es opuesta a la diurna, el director general de Geosolark, recuerda que «la NASA lleva años investigando la producción de oxígeno por las plantas en beneficio de los astronautas que viajan por el espacio» y que, ya en fases tempranas, demostraron que algunas plantas específicas tienen la capacidad de transformar el CO2 en oxígeno de manera más eficaz que otras plantas.
Estas investigaciones, relata el arquitecto, demostraron que el aire que nos rodea cuando estamos en un espacio interior contiene muchas sustancias nocivas que provienen de los materiales de construcción y sintéticos del edificio, aparatos electrónicos y también de la transpiración y la respiración de las personas y que, todo ello, junto a una baja humedad del aire, favorece el escozor de ojos, dolor de cabeza y membranas mucosas irritadas en la garganta o la nariz.
Una de las conclusiones de la NASA fue que después de que las plantas estuvieran unos días en el lugar de prueba, los sujetos de experimentación ya no sufrían este tipo de molestias, indica Langarica.
Además, subraya que su proyecto, lejos de consumir energía, produce excedentes. «Resuelve todas sus necesidades energéticas y de gestión de agua y sus materiales son cien por cien ecológicos», explica.
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