España
Sombras de huelga
El sindicato de futbolistas ha entrado con vehemencia en busca de soluciones a sus problemas. Actúa con amenazadora firmeza y confieso que, a veces, dudo de si se trata de una estrategia de negociación o de una sobredosis de ansiedad. La imagen exterior parece excesivamente agresiva y transmite constantemente la sombra de una huelga. No cabe duda de que los incumplimientos económicos de algunos clubes con sus futbolistas resultan inaceptables, pero el debate no se celebrará mejor en un escenario amenazado.
Los clubes atraviesan una situación complicada y, sin clubes, no hay futbolistas. Patronal y sindicato cuentan con razones suficientes para defender sus derechos, pero están obligados a entenderse y a respetarse. A mi juicio, crear una sensación de conflicto permanente no beneficia a ninguno y daña la imagen del fútbol español. Sería deseable que las partes se decidieran a negociar sin más armas sobre la mesa que los argumentos conducentes a un acuerdo claro y duradero. Los futbolistas han conseguido en los últimos años sustanciosos avances sociales.
No necesitan usar la razón de la fuerza sino la fuerza de la razón. La sombra de huelga impide el diálogo sereno y habría que explicárselo a cuatro millones y medio de personas que necesitan trabajar y que no ven las huelgas, ahora mismo, con buenos ojos. La de futbolistas se hace para defender a los modestos que no cobran, pero, en las portadas, saldrá la foto de las superestrellas, bastante mejor pagadas que un controlador, dejando a España sin fútbol. Si no cuidas al que paga, acabas por no cobrar. Reflexionemos acerca del que paga de verdad, el aficionado, antes de que se canse y deje de consumirlo.
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