Cataluña

Limpiar las calles de orines cuesta 22 millones al año

El Ayuntamiento de Barcelona se plantea recuperar los lavabos públicos

Limpiar las calles de orines cuesta 22 millones al año
Limpiar las calles de orines cuesta 22 millones al añolarazon

BARCELONA- El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona, Joan Puigdollers, anunció ayer que el Consistorio invierte cada año un total de 2, 192 millones de euros para limpiar las calles de los malos olores provocados orinas en la vía pública. Puigdollers añadió que el Consistorio estudia la posibilidad de volver a instalar en la ciudad urinarios públicos.

Dispositivo conjunto
El concejal detalló que esta millonaria partida se destina a un dispositivo conjunto de los servicios de limpieza y la Guardia Urbana, con el objetivo de prevenir y corregir las conductas incívicas y mantener limpio de malos olores el espacio público.
Estos equipos específicos están formados por grupos de entre 16 y 22 operarios, que cuentan con una decena de vehículos, y que actúan a diario, especialmente en los distritos de Ciutat Vella y el Eixample, que son las zonas que más sufren este tipo de actitudes incívicas. En el resto de distritos, el baldeo con agua a presión lo realizan los servicios de limpieza global.
Su trabajo se intensifica por la mañana, mientras que por la tarde se refuerzan los puntos donde se requiere más trabajo, y llevan a cabo el riego con agua a presión y la aplicación de líquido odorizante para acabar con los malos olores, del que se consumen 12.000 litros anuales, según datos municipales. La intensidad de estas tareas depende en buena parte de la época del año, siendo verano la peor estación.
«Es injusto tener que invertir este dinero para limpiar lo que unos cuanros incívicos ensucian», lamentó Puigdollers, a lo que añadió que «no podemos invertir estas partidas a la promoción de empleo en la ciudad, por ejemplo». El concejal hizo un balance positivo de las celebraciones multitudinarias de este año en Barcelona, como las fiestas de verano, la mercè y la Nochevieja, por la ausencia de incidentes.
Los urinarios públicos desaparecieron de Barcelona hace años, por lo que el edil precisó que antes de volverlos a instalar se debería estudiar la manera para garantizar su mantenimiento e higiene, además de su coste y gestión. «Se tendrán que estudiar los aspectos económicos, higiénicos y logísticos», señaló.
El concejal llegó a pedir a los locales que faciliten el acceso a sus lavabos a todo el mundo, incluyendo los que no son clientes. No descartó modificar las ordenanzas para que este acceso libre sea obligatorio en ls establecimientos.
Respecto a las causas de este exceso de conductas incívicas, Puigdollers lo relacionó directamente con el consumo de alcohol. «En esta ciudad me parece que se consumen demasiadas bebidas etílicas», lamentó. Sin embargo, destacó que «nuestra actuación contra la venta ambulante de alcohol ha sido beneficiosa».
La Guardia Urbana impuso entre julio y diciembre de 2011 un total de 4.061 denuncias por hacer las necesidades fisiológicas en la calle, la mayoría por orinar y algunos centenares por escupir, aunque ninguna por defecar. Estos datos significaron un incremento del 12,9 por ciento en relación a los mismos meses del año anterior. Las ordenanzas municipales sancionan con 120 euros escupir en la calle, con 180 orinar y con 240 defecar. «Son multas que casi siempre se cobran en el momento porque las personas no quieren que trascienda a su entorno que les han multado por eso», explicó Puigdollers.