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Stephen King tras el asesino de JFK

El autor de novelas de terror firma uno de sus mejores libros. Un viaje en el tiempo para evitar el magnicidio de Dallas. Stephen King en estado puro. «22/11/63»Stephen KingPlaza & Janés960 páginas. 26,90 euros.

Stephen King tras el asesino de JFK
Stephen King tras el asesino de JFKlarazon

Hasta que en 1895 H. G. Welles escribió «La máquina del tiempo», la ficción era la única forma de viajar en él. Para Welles, como socialista utópico, era más importante el moralismo de la lucha de clases que el «eternalismo», filosofía en la que se basaba la idea de la cuarta dimensión para viajar en el tiempo. La brecha por la cual éste se licua y el viajero victoriano aparece en el mismo lugar cien mil años más tarde puede responder al agujero de gusano o a cualquier otra aporía espacio-temporal, pues, desde el momento que el lector establece el «pacto literario» con el autor, carece de importancia.

Desde entonces, las variaciones del viaje en el tiempo, ya sea al Cretáceo, como en la serie «Terra Nova», o a los años 50, son secundarias frente a la idea de cambiar el curso de la historia. Como en la nueva novela de Stephen King, «22/11/63», cuyo planteamiento está condensado en «Terminator» (1984): el androide que vuelve al pasado para asesinar a la madre del futuro líder de la revuelta contra las máquinas. Aunque King cita como precedente «The Lincoln Hunters», de Wilson Tucker, escrita en 1958.

La fecha «22/11/63» remite al asesinato del presidente Kennedy en Dallas. Su protagonista viaja al pasado con la intención de asesinar a Lee Oswald, y como en la máquina del tiempo, aparece en el mismo lugar que vive, pero difiere en el método: la fractura espacio-temporal por donde se cuela es una puerta invisible de la despensa de una hamburguesería que, inexplicablemente, conecta esas dos dimensiones temporales. Parecido al «Túnel del tiempo», la serie televisiva de los 60.

Cambiar el presente
Temáticamente, está más cerca de «Peggy Sue se casó» (1986), de Ford Coppola, que de una fantasía futurista. King se recrea en el contraste entre el presente y el pasado, en la vida cotidiana del «American way of life», al modo de Spielberg en «Regreso al futuro» (1985), fascinado por un estilo de vida todavía moderno. La paradoja que maneja King es la inversa: eliminar un hecho del pasado para cambiar el presente.
Estamos, pues, ante el «cronomicidio» de Alfred Bester: viajar al pasado con la intención de asesinar a alguien para modificar la historia. En «22/11/63» el viajero se encuentra siempre en el mismo punto de llegada, 1958, y cada viaje significa un reinicio, como si el pasado tuviera un dispositivo de seguridad integrado que borrara los cambios que el viajero hubiera introducido. Y poco importa el tiempo que permanezca en el pasado, en su presente sólo han transcurrido dos minutos. Este aspecto recuerda el bucle temporal de la genial «Atrapado en el tiempo» (1993). Como ocurre en las mejores novelas de Stephen King, «Carrie», «El resplandor» o «Misery», el elemento perturbador aparece como el protagonista invisible de la novela. Aquí es la ominosa resistencia del tiempo a ser cambiado. «El pasado es obstinado –escribe King–. La resistencia al cambio es directamente proporcional a la magnitud con la que una determinada acción altera el futuro».

Nos encontramos ante el mejor King, el de la narración reposada, encantado de contar un cuento susurrado al oído del lector, permitiéndose interpelarlo directamente y tener en su beneplácito para dilatar o contraer el tiempo del relato. Pocos lectores, incluso aquellos que detestan muchas de su novelas, podrán resistirse a su indudable encanto. Este sí es el Stephen King del año, tan impactante como sus primeros títulos.

Sobre el autor 
Un clásico del terror y el suspense. King (el señor que come palomitas en la foto) ha escrito una de sus mejores novelas
Ideal para...
los amantes de las más inspiradas novelas de aventuras del escritor
Un defecto
La ideología un tanto progre del autor y sus sermones
Una virtud
La fluidez del relato de más de setecientas páginas, que se leen sin pensar
Puntuación 10