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La Liga no se acaba en el clásico
El Madrid ha aprendido a seguir compitiendo tras cada bofetón azulgrana
Madrid- En el escudo y la historia del Real Madrid caben las derrotas, pero no las dudas a la hora de levantarse y seguir compitiendo después de una decepción. El del sábado fue un bofetón doloroso, aunque nada de lo que el conjunto de Mourinho no se haya levantado ya otras veces. El curso pasado, los blancos recibieron varios directos a la mandíbula de su máximo rival y nunca se rindieron, con la victoria en la final de Copa del Rey como ejemplo más claro.
«Nadie iba a ganar la Liga en diciembre», reconocía Sergio Ramos, para recordar a la facción más pesimista del madridismo que son ellos los que mantienen la iniciativa en la Liga. Las diez victorias consecutivas le habían dado un colchón de ventaja respecto al Barcelona y también la mejor pista respecto a la forma de afrontar el día a día con un rival tan poderoso enfrente.
Mourinho cambió el mensaje antes del clásico respecto al curso anterior. Del ruido y la tensión pasó a la máxima normalidad, aislando a sus jugadores de la Prensa y asegurando cada vez que tenía la oportunidad que lo del Bernabéu no eran más que tres puntos en un campeonato muy largo. El portugués ha construido un bloque más sólido que el de la temporada de su debut, que ha firmado momentos de fútbol de altísimo nivel tanto en belleza como en eficacia. Y todo después de la decepción de la Supercopa, cuando estuvo cerca de «robarle» otro trofeo al Barça de Pep. La derrota ante el Levante y el empate en Santander parecían el fin del mundo y de allí salió el Madrid igualando la mejor racha histórica de triunfos de Miguel Muñoz. La fortaleza mental es casi tan importante como la futbolística y en esto los blancos tienen un nuevo examen. El sábado visitan al Sevilla, quizá el campo más complicado de los de la otra Liga, donde un triunfo, además del liderato, devolvería al madridismo el convencimiento de que, efectivamente, la Liga no termina en el clásico y son ellos los que van a acabar el año 2011 por delante.
Si en el cara a cara el Madrid todavía aparece un escalón por detrás de los azulgrana, en la contrarreloj individual en que se ha convertido la lucha por el título local, los de Mourinho se habían ganado el derecho a soñar y están dispuestos a seguir su ritmo sin pensar en otra cosa que en ellos mismos. Ésta es la receta para llegar al siguiente cuerpo a cuerpo en las mejores circunstancias y volver a darlo todo en busca de la esperada revancha.
Del tropiezo del Bernabéu, Cristiano Ronaldo fue el que se llevó la peor parte. No es seguro que sea por las ganas de hacerlo bien o por un cierto grado de frustración, pero lo cierto es que el luso no consigue ser él cuando se cruza con los azulgrana. Más allá del maravilloso gol de cabeza en Mestalla, Cristiano sufre con el Barcelona delante y ofrece una versión reducida de su talento. Suyas fueron las dos ocasiones claras que, aseguró «Mou», pudieron cambiar el guión del clásico, cuando su equipo todavía mantenía la fe en el césped y en el marcador.
Otro para el que los de Pep son como la criptonita para Superman es Xabi Alonso, un metrónomo preciso y perfecto en otras ocasiones y que ante los azulgrana no fue capaz de ponerle su ritmo al partido. Se desgastó en la presión con poco resultado y resultó intrascendente en la creación de juego. A ambos se les esperaba como grandes protagonistas para poder derrotar al Barcelona, pero el que tiró del carro fue Benzema. El chico apocado fue la mejor noticia blanca, el que más fútbol y personalidad le puso al clásico. Ese partido que ya es pasado, porque la Liga sigue el sábado a las diez de la noche en Sevilla.
Vuelve la Copa del Rey
El Real Madrid comienza mañana la defensa del título de Copa que ganó el año pasado. Los blancos viajan a Ponferrada después del clásico y antes de un partido importantísimo de Liga en Sevilla, así que será el momento para los que menos juegan, como sucedió ante el Ajax.
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