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Un «billete» al espacio para Europa
Kurú (GUAYANA FRANCESA)- El «Edoardo Amaldi» está listo, cargado con más de seis toneladas de alimentos, agua y combustible. Se trata del tercer Vehículo Automatizado de Transferencia (ATV) que lanza la Agencia Espacial Europea y que tiene previsto salir hoy de Kourou (Guayana francesa) a las 5:30 horas a bordo del lanzador «Ariane 5». Sus predecesores fueron «Julio Verne» («ATV-1») y «Johannes Kepler» («ATV-2») en 2008 y 2011, respectivamente. Las más de 2.000 personas que trabajan en este proyecto, que cuenta con la participación de once empresas españolas, han cumplido su reto y han convertido al «Edoardo Amaldi» en «el billete al espacio de Europa», insisten desde la agencia, que ha contado con la colaboración del consorcio industrial europeo liderado por el grupo alemán EADS Astrium.
Se ha construido con prisa. No en vano, la ESA aspira a construir una nave de abastecimiento al año, ya que desde que la NASA jubiló sus «shuttles» el año pasado, las únicas misiones que se acoplan a la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés) son los aparatos no tripulados de carga que van enviando los socios internacionales.
¿Dónde radica la importancia de esta misión? El «ATV-3» pesa más de veinte toneladas y con sus paneles solares desplegados puede alcanzar un diámetro de más de 22 metros de envergadura. A simple vista, tiene el tamaño de un autobús de dos pisos. Es la nave más pesada que Europa ha puesto en órbita y puede transportar tres veces más carga que el vehículo ruso «Progress-M». Gracias a su complejo sistema de propulsión es capaz de controlar la posición de la ISS e impulsarla hacia una órbita más elevada, ya que con el tiempo, la estación va cayendo.
Cuando esta nave –con nombre de uno de los pioneros de los vuelos espaciales, el físico italiano Edoardo Amaldi– alcance los 400 kilómetros de distancia de la Tierra y se acople automáticamente, no sólo aportará suministros, también funcionará como un módulo más durante los seis meses que dura su anclaje.
El próximo agosto, el ATV-3, cargado de los deshechos de la estación, se desintegrará en su entrada a la Tierra y se calcula que las pocas piezas que sobrevivan caerán sobre el Pacífico. Los técnicos esperan que una de las que sobreviva sea el Reentry Breakup Recorder (REBR), un prototipo de caja negra que busca recabar datos sobre la misión.
Tres experimentos
Así, los habitantes de la ISS cruzan los dedos para que, durante la madrugada del 28 al 29 de marzo, la cámara ubicada en el módulo ruso Zvesda de la Estación Espacial se acople en la nave Edoardo Amaldi con una precisión de seis centímetros.
Una vez allí, hay previstos tres experimentos científicos: uno para medir la radiación, otro para comprender las necesidades energéticas de los astronautas que viven en microgravedad y un tercero que experimenta con microorganismos, invertebrados, tejidos y células.
Reciclar la orina en agua potable
Entre los elementos «más valiosos» de la carga del Edoardo Amaldi se encuentra un sistema de reciclaje de orina FCPA (Fluids Control Pump Assembly). Gracias a él, los astronautas cuentan con el agua potable necesaria para vivir. Ahora mismo sólo hay un FCPA disponible en la ISS y si se rompiera, la estación no podría trabajar a pleno rendimiento. Con todo, los miembros de la ISS esperan con más ilusión los «crew care packages», es decir, regalos de sus familias, como fotografías, dulces y discos de música.
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