Nueva York
Tres causas tres procesamientos por Carmen Gurruchaga
Los «demócratas» que apoyan a Garzón volverán a demostrar el respeto que les merece el Estado de Derecho y la independencia de los tres poderes al manifestarse contra lo que denominan «juicios de la vergüenza», porque la persona procesada es el juez de la Audiencia Nacional.
Ayer mismo, el magistrado Marchena, que pertenece al tribunal que ha juzgado a Garzón por las escuchas de la «Gürtel», acaba de abrirle un tercer proceso, el último, por el caso de los patrocinios que supuestamente recibió de importantes entidades españolas para financiar dos cursos que impartió durante el año sabático que estuvo en Nueva York. En este procedimiento se le acusa de cohecho impropio y, paradojas de la vida, es el mismo delito del que Camps ha sido absuelto. Y si en el caso del ex presidente decían aquello de que la mujer del César no sólo ha de ser buena sino que también debe parecerlo, qué decir en el caso de un magistrado.
Además, el juez Marchena está convencido de que las importantes cantidades abonadas e indebidamente justificadas tuvieron siempre relación directa con su condición de juez. Y lo que sería más grave, presume que contactó con directivos de importantes empresas españolas, sabedor de que no le iban a negar el patrocinio pues algunos de ellos habían sido testigos o imputados en procesos instruidos por el juez o habían tenido que responder por hechos delictivos atribuidos mediante denuncias o querellas tramitadas por la Audiencia Nacional. Durante su estancia en Nueva York, Garzón era juez en activo, pues cobraba su nómina de la Audiencia Nacional, lo que ocultó a las autoridades estadounidenses, y al mismo tiempo recibió dinero para los cursos del Banco Santander, BBVA, Telefónica, CEPSA y Endesa, lo que ocultó a la Audiencia Nacional.
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