OPINIÓN: Mercancía humana

El mercado del sexo produce enormes ganancias a las mafias, a pesar de la existencia de convenciones como la de Represión de la Trata de Seres Humanos (1949), que ya obligaba a los Estados firmantes a castigar al proxeneta. La Convención para la Eliminación de la Discriminación hacia las mujeres (1979), la de los Derechos del Niño (1989), la Declaración de Viena (1993) y la Convención de la ONU para Prevenir y Castigar la Trata, se pronuncian claramente en contra de la explotación sexual. La UE ha adoptado también resoluciones contra la violencia hacia las mujeres, y en España, una vez despenalizado el ejercicio de la prostitución, que en épocas anteriores sancionaba a las prostitutas y nunca a los clientes, actualmente el proxenetismo es delito.

Los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, se benefician de este negocio a través de los denigrantes anuncios de sexo que publican. Themis apoya a los medios que deciden no publicar anuncios que atentan contra la dignidad humana.