Pactos electorales
Espe por Julián Cabrera
«Aguirre convoca por sorpresa rueda de prensa a las dos de la tarde, conviene estar» se me trasladaba al filo del mediodía de este lunes en la Redacción de Onda Cero. No me pareció que fuera precisamente para anunciar la ubicación definitiva de Eurovegas, no.
Y debo confesar que me saltó el automático periodístico que pone en cuarentena los argumentos que escucho, cuando la contemplé anunciar con la voz quebrada que abandonaba presidencia y escaño.
Pero que a mí no me quedase claro no tanto el momento como el detonante no es importante, como tampoco lo es sumarse a la cascada de elogios almibarados que ahora tocan; los madrileños ya la han evaluado con nota en las urnas. En una mañana en la que todos glosábamos la apoteósica faena de José Tomás en Nimes, ella trajo a mi mente aquella famosa frase que Luis Miguel Dominguín, tras matar con éxito, dirigía a sus detractores: «Ahí queda la muestra».
La muestra de Aguirre es la de un personaje político que, a diferencia de quienes hoy hacen suyo el cortoplacismo demoscópico no hace que echemos de menos el nivel de los políticos de la transición. Lo que sí echará de menos el PP es un referente ideológico claro y meridiano, sea liberal-thatcheriano, o sea demócrata cristiano, pero de los que en cualquier caso el votante y el afiliado agradecen en estos tiempos en que se impone el pragmatismo y cierta indefinición estratégica.
Ahora Esperanza has dicho «basta». Casi al tiempo que le birlabas al Rey la imagen del día pilotando un NH90 del Ejército, se lo comunicabas a Rajoy con el que un día volviste a nacer entre los hierros de otro helicóptero. Pierde Madrid, ganan tus nietas, pero conociéndote, difícilmente eres creíble al afirmar que ya no estarás pendiente por las mañanas de las cadenas de radio.
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