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Aline Griffith: «Tengo una finca con fantasma y me llevo muy bien con él»

Profesión: espía, escritora, quesera y condesa de Romanones.Nació: en 1923, en Nueva York. Por qué está aquí: ha reeditado su libro «La historia de Pascualete». 

«Me asombra a mí misma todo lo que he vivido y a la gente que he conocido»
«Me asombra a mí misma todo lo que he vivido y a la gente que he conocido»larazon

–¿Por qué reedita ahora su libro «La historia de Pascualete»?
–Por amor. Amo esa finca, amo a Extremadura, amo a España más que muchos españoles.

–La pisó en el 44, nada más llegar a España...
–Sí. Tiene ocho siglos. Eso nos atrae mucho a los que venimos de un país en el que nada es tan viejo.

–No me diga que además tiene un fantasma...
–Tiene uno, que yo sepa. Un hombre que fue emparedado en 1476 o así. Me llevo muy bien con él.

–Fue espía: le encanta investigar incluso la historia de su finca...
–Me apasionan los viejos papeles y los sigo buscando. Es un tesoro la historia de aquella casa y allí hacemos quesos como los hacían las mujeres de los pastores hace muchos años.

–Por cierto, acaban de ganar un premio importante...
–Sí, en Londres. Estamos entre los mejores quesos del mundo.

–Conoció a grandes personalidades. ¿Con quién le gustaría volver a tomar el té?
–Con Reagan. Era una delicia estar con él.

–¿Y a quién le gustaría espiar hoy?
–Quisiera saber qué hay detrás de la llamada Primavera Árabe.

–Se quedó viuda. ¿No es conveniente casarse después de los 80?
–Podría haberlo hecho con un americano, pero no quise dejar España. Amo a España más que a ningún hombre.

–¿Para qué es bueno ser condesa?
–Es mejor en EE UU que en España. Allí doy muchas conferencias por ser condesa. Aquí hoy eso no significa casi nada.

–¿Está la nobleza de capa caída?
–Le vendría bien que alguien con título hiciera algo importante por el país.

–Vino a Madrid para espiar a los nazis y acabó casada con el conde de Romanones. Estuvo 34 años en la CIA. Una vida apasionante...
–Me asombra a mí misma todo lo que he vivido y a la gente que he conocido. Pero no vivo en la nostalgia.

–Siguió los pasos de Chacal en Marbella...
–Me mandó flores. Pero le evité todo lo que pude, era peligroso.

–¿Ha tenido algo de mujer fatal?
–En el espionaje, a veces hay que utilizar la seducción más que las armas.

–Y además un escote nunca se encasquilla...