Sevilla
Griñán comparte atril con Zapatero pero olvida su cesta de reclamaciones
Al ritmo del «Waka Waka» de Shakira y de «La Bomba» –sensual y sexy– de King África fueron saltando ayer al escenario del muelle de las Delicias de Sevilla los candidatos socialistas a las ciudades de más de 50.000 habitantes. Las plazas donde el partido que lidera en Andalucía José Antonio Griñán ha tenido más dificultades para encontrar cabezas de cartel –la renuncia de Moratinos a Córdoba es un ejemplo– y donde mantiene más vigor el PP-A.
De ahí que el partido quisiera hacer de este acto un acontecimiento, con la presencia del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que siguieron, bajo un sol inclemente, en torno a 6.000 personas, según la organización, y una amplia representación del Ejecutivo andaluz.
Estaban todos o casi todos. Hasta la ex alcaldesa de Córdoba y ahora consejera de Obras Públicas y Vivienda, Rosa Aguilar, que dejó ver con su presencia su compromiso de «arrimar el hombro» en las municipales pese a que aún no está afiliada al partido. El lugar elegido no fue, en cualquier caso, el de los grandes eventos. Para esos está por ejemplo el velódromo de Dos Hermanas, un lugar talismán para Zapatero, que cuadriplica holgadamente la capacidad del de ayer, pero quizá pesara la cercanía con el aniversario del mitin del Partido Popular en el que consiguió meter en el municipio nazareno a casi 30.000 personas.
Fue el primer gran acto multitudinario en el que participaban Zapatero y Griñán después de que este último tomara de Manuel Chaves el timón del partido en el congreso extraordinario de marzo. Y hubo diferencias con alquel día. Griñán, pese a que en las últimas semanas ha endurecido las reclamaciones al Gobierno central por asuntos como el deslinde de Doñana, que la Junta considera «abusivo», o por la necesidad de más flexibilidad en los márgenes de endeudamiento, negada por De la Vega y Chaves, ayer prefirió evitar públicamente las diferencias. El 13 de marzo sí que, desde el atril y ante todos los máximos representantes del partido, le lanzó el guante a Zapatero para la liquidación de la deuda histórica, a la que le faltaba entonces sólo una semana de plazo estatutario. En aquella ocasión, Zapatero no recogió el guante en su intervención. Ayer, en cuanto a endeudamiento, uno de los principales quebraderos del Ejecutivo andaluz para cuadrar el Presupuesto, priorizó la «austeridad» y avisó de que «si nos seguimos endeudando tendremos que pagar más y no habrá dinero para las políticas que queremos hacer». Con todo, Griñán valoró la «capacidad para tomar decisiones y arriesgarse» de Rodríguez Zapatero en un camino de crisis que «implica sacrificios». A los candidatos les lanzó varios consejos: que huyan de la «subasta electoral» –«de la demagogia de ofrecer todo a todos gratis»– y del «discurso del rencor».
Recordó a Indalecio Prieto y a Largo Caballero –las dos alas del partido en el primer tercio del siglo pasado– para poner de relieve que el «municipalismo» y la gestión de los alcaldes es uno de los principales avales de la formación. Esto, paradójicamente, es lo que también eleva a eslogan el Partido Popular, que se llevó una generosa ración de críticas. Griñán censuró los «ocho años de plomo» en los que «Arenas negó a Andalucía sus derechos», al tiempo que cargó duro contra el alcalde de Málaga, al que acusó de hacer del «lamento su única política». «¿Qué ha hecho mientras le ampliábamos el aeropuerto, mientras le construíamos la Ciudad de la Justicia?».
Zapatero comenzó su intervención avisando de que «no os extrañe oír a Rajoy y a Arenas –a los que tildó de ‘perdedores natos'– en la descalificación, en la crítica a todo». En este sentido, subrayó que los PGE, pese a contar con el rechazo del PP, destinan a Andalucía «más inversión que a ninguna otra comunidad y hasta el doble» de lo invertido en los ocho años de gobierno de Aznar.
Tanto Zapatero como Griñán entonaron el repetido discurso de la transformación de Andalucía, de los 400.000 estudiantes que reciben becas en la región, de las apuestas sociales y alertaron de las políticas de «la derecha», que en Andalucía está esperando a que ocurra un «milagro», según Zapatero. «¿Qué es lo que hizo Arenas, en tiempos de bonanza, sobre la Dependencia?», preguntó dirigiéndose a la titular de Igualdad y Bienestar Social de la Junta, Micaela Navarro.
¿Sobre el futuro económico? «Paciencia, determinación y rumbo fijo» es la carta de navegación de Zapatero.
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