Artistas

Algo chiquitito

La Razón
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No han pasado ni dos serenatas desde que dábamos por difunto al Festival de Eurovisión, dispuestos a bailar sobre su tumba con nuestros zapatos de claqué y echarle unas flores de plástico desteñidas, cuando de pronto logró resucitar por arte de chimpún. Y ahí sigue, a golpe de bombo y horterada, ocupando espacio estelar en las televisiones que hace pocos años no sabían cómo darle el finiquito por ruina. Claro que viendo el estado de nuestra televisión, triunfando a todo plan concursos de bailes descompasados, aspirantes a la fama soltando gallos y espeluznantes niños cantores, pues vaya, hasta nos acabará pareciendo Eurovisión un espectáculo digno de los musicales de Busby Berkeley. Por ahora, si era poco una taza, nos han dado más que taza y media, ofreciendo incluso las semifinales, porque hay más concursantes que chinches en esta Europa.Imperturbable UribarriHasta ahora y en sus peores momentos, el festival se sostenía gracias a los eurofans, que es una clase todavía por definir. Aquí hay quien se quedó enganchado de la minifalda con jamones de Massiel. Otros con Abba, y puede que poco haya cambiado en su rutilante tabarra mientras permanece el imperturbable Uribarri fardando de conocerse de antemano las votaciones.Habrá que admitirlo. No hay quien pueda con Eurovisión. Se intentó tomarlo a coña con Chikilicuatre, que no desentonó quedando entre los últimos puestos. Se desechó la chanza de Karmele y su «Tsunami», que como era de esperar se convirtió en un «hit» en las discotecas de ambiente, y se ha elegido a un chico, Daniel Diges, que luce un pelo de escarola que recuerda a la antigua Salomé, o como si de mayor se fuera a parecer a la Duquesa de Alba. Al final puede que su «Algo pequeñito, algo chiquitito» no sea más que un reflejo de esta España menguante del recorte y el tijeretazo, donde habrá que apreciar lo poquito que nos dejen.