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Quién será la más elegante de los Goya por Jesús Mariñas
Es una iniciativa de Carrera y Carrera, realzadora y más que cuajada pese a que sólo van por la segunda edición. Empezaron con Goya Toledo, apenas representativa, y el jueves tendremos nueva ganadora de la pasarela roja de los Goya, tan sólo un remedo de Hollywood. Aunque parece evidente que pocas se equipararan a Salma Hayek, ajustadísima bajo un Gucci, buen soporte para su imponente gargantilla diamantífera de nueve vueltas –realmente soberbia en su simplicidad acadenada– de un tono morado actualísimo. Su elegancia estuvo en la atención que constantemente prestó a su marido, el francés Pinault, dueño de St Laurent. Con Victoria Abril y Melanie fueron las únicas con categoría de estrellas internacionales. Lo demás, era doméstico, aunque pocas igualaron a la aparente sencillez dorada y muy recamada de Silvia Abascal. Si hubiera que destacar un modisto nacional, ninguno como Caprile con la recuperada Silvia o realzando el estilazo que a veces disimula televisivamente Anne Igartiburu, que últimamente prodiga sonrisas infrecuentes. Con ínfulas pero sin excesivo chic vimos a las seleccionadas Cayetana Guillén –su madre sigue inconmesurable en«La que se avecina», no hay pequeños papeles para grandes–, Blanca Suárez, Juana Costa con lo último de Rabanne –poco que ver con sus metalúrgicos modelos de Barbarella–, Pilar López de Ayala, peinada por su enemiga, la áspera Belén Rueda, con un luminoso vestido rojo de Pedro del Hierro, o a la muy precisa y nada exagerada de Mar Saura con un traje reajustado de Ralph & Russo. Destaca aunque el cine no es lo suyo, un poco en el aire de Dafne Fernández, recamada con lentejuelas por la Renta, mientras la premiada Elena Anaya se vistió con aire griego, le sobraba la gargantilla en forma de águila. Joyones, los retro de Bárcena, siempre distinto, aunque Rabat se lleva el gato al agua. Arrasa en Madrid ,donde impactó la muerte de Cuca, esposa de Esteban y madre hermosa de Jordi. Por el contrario, María Dolores Pradera ya está en casa tras ser internada dos días por la amarga gripe que le obligó a posponer sus conciertos en Zaragoza y Santander, mientras Mar y Begoña Trapote este sábado despidieron a su padre siempre amparadas por Felipe González. El jueves es la cita y confieso que he vetado a Marisa Paredes, siempre distinguida, por encima de monadas juveniles como Manuela Velasco, Inma Cuesta, la sirena Blanca Suárez, María Adanez ,de pelo agresivo o la impotente Carolina Bang, muy decimonónica en negro. Melanie recibió críticas por su abrigo ceremonial que la asemejó a un cardenal renacentista. Pero igual que Salma, y al contrario que la siempre arisca Victoria Abril, se desvivió con los medios, gesto muy de agradecer. Y hasta sirvió de lección para nuestras principiantes que ocuparon una alfombra que les vino grande. El jueves, en la casa-estudio de Lorenzo del Castillo es la cita de donde saldrá la más elegante de los Goya. A ver si allí me entero a qué se dedica alguna seleccionada por este premio de Carrera y Carrera. Los Goya mezclaron churras con merinas. Así le va a nuestro cine.
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