Barcelona

Un Gran Hermano en el escaparate

Un futbolista vive desde ayer en un apartamento dentro de la primera tienda de Dirk Bikkembergs en España bajo la mirada de los clientes

al natural Alabau en su día a día en el apartamento-tienda
al natural Alabau en su día a día en el apartamento-tiendalarazon

No se asusten si entran a una tienda y se topan con un futbolista en ropa interior. No es un «okupa», más bien un inquilino. La firma de origen belga Dirk Bikkembergs se ha instalado en Barcelona. Y a imagen y semejanza de su tienda madre en Milán, un jugador vivirá en ella, mientras los clientes deciden si se llevan las zapatillas o la chupa de cuero. Unos, probándose, yél, Ferrán Alabau, comiendo los cereales del desayuno, durmiendo, duchándose... ¿El plazo? De momento, un mes de Gran Hermano sin cámaras ni conexiones en directo con Mercedes Milá, pero sí con un escaparate que permite ver a Ferrán desde la calle. Y en el interior, tampoco es necesario cotillear por la mirilla. Los espacios de la tienda y su vivienda están comunicados y lo mismo puedes tomar un café con él, que ver cómo se prepara sus exámenes de arquitectura, la carrera que estudia con sus toques al balón y sus trabajos como modelo. Sauna, guardarropa, sala de estar y dormitorio. Un apartamento de soltero en pleno Paseo de Gracia.«Sólo me falta el Lamborgini y el gimnasio», bromea Alabau, que juega en club de fútbol Gavá, un modesto equipo de tercera división que sirve de cantera para el Barcelona y el Español. De hecho viste de blaugrana. «Mi familia lleva bien que tenga tantos frente abiertos, porque saben que por encima de todo siempre priorizo mis estudio. Tengo claro que voy a trabajar como arquitecto», defiende.

Pero, cambiarse de ropa con el personal a tres metros, ¿no puede llegar a agobiar más incluso que tener una cámara de televisión? «Yo no creo que me esté exponiendo tanto como en Gran Hermano, aunque es cierto que algo cambiará mi rutina diaria. No creo que me intimide que la gente me vea en pijama, leyendo o jugando a la Playstation. También tengo rincones para mi privacidad», explica sobre una propuesta que dice haber aceptado sin condición especial alguna. Tampoco se las parece haber puesto su novia. «Han surgido las típicas bromas entre nosotros sobre qué podríamos hacer o no, pero nada más allá», explica Ferrán. «Ha aceptado la propuesta con gran entusiasmo y me llegó a decir: "¡Es como vivir en una suite de lujo de un hotel!"», explica a LA RAZÓN Maurizio Pizzuti, presidente del grupo Zeis Excelsa spa, propietaria de la firma que reivindica la masculinidad del hombre en sus patrones frente a la androginia.

 «Esta iniciativa ha suscitado mucha curiosidad en el público y en los medios de comunicación pero nunca ha creado un problema ni para Dirk ni para el deportista en cuestión. Mostramos un estilo de vida y el concepto de la boutique quiere representar el ideal de casa de un deportista. La decoración y los productos representan las elecciones de un auténtico deportista de élite», detalla Pizzuti. De hecho, la expansión internacional que contemplan en Bikkembergs pasa porque cada una de sus tiendas vaya con apartamento y deportista incluidos de serie. Y es que este maridaje es precisamente el éxito de esta firma que fue la primera en ver en el algodón y el «look» deportivo un filón para trasladarlo a la calle y en subir a los deportistas a la pasarela, como al mítico Fabrizio Ravanelli, de la Juve, talismán de la marca. Ahora, cuentan hasta con su propio equipo de fútbol y tras testar al público femenino a través de unos curiosos bolsos con forma de balón de futbol, también cuenta con su propia colección de moda para mujer.

«No me veo viviendo allí»
El futbolista Aitor Ocio, icono de moda masculina, fue uno de los fichajes publicitario clave de Dirk Bikkembergs para su expansión internacional. «Sus prendas tienen una calidad brutal, especialmente las pieles tanto en los abrigos como en los bolsos», explica, si bien reconoce que no se ve viviendo en la tienda como Ferrán. «No me sentiría cómodo exponiéndome por mis circunstancias personales. Soy feliz en mi casa», asegura ahora que está volcado en su hija y en el centro clínico que abrió en verano.