Piden un cambio para dar prioridad a médicos españoles frente a extranjeros

Valencia- El Colegio de Médicos de Valencia propondrá al Ministerio de Sanidad un cambio en el sistema que establece la baremación de los Médicos Internos Residentes (MIR). Los valencianos piden que se modifique el porcentaje de plazas que el Gobierno central tiene concertadas con países de América del Sur, así como la forma de provisión de esas plazas en el examen. Es decir, que se revisen los baremos y los concursos de méritos a fin de primar a los galenos españoles frente a los que no lo son.

Según la presidenta de la entidad colegial, Rosa Fuster, «salvo casos excepcionales», las universidades españolas «suelen ser bastante más rigurosas en sus calificaciones que las de otros países», lo que justificaría el dar prioridad a los profesionales nacionales.

Explica al respecto que muchos se han visto obligados a emigrar para desarrollar una especialidad concreta que en España no pueden hacer, «y además mejor remunerada, donde mejor considerados y donde tienen posibilidad de quedarse en el puesto de trabajo tras la residencia».

Cree que las consecuencias no tardarán en evidenciarse. Habla de «fuga de cerebros» de la sanidad española , «mientras aquí abrimos la puerta a profesionales preparados en universidades que no tienen el prestigio de las nuestras».

En este punto, relata cómo la «mala planificación» del sistema MIR en España condujo a un déficit en muchas especialidades y se importaron médicos extranjeros. Ahora, dice, se da la situación contraria, y médicos extremeños y gallegos «se ven obligados a pasar a Portugal para hacer guardias porque las pagan mejor».

Recortes en la oferta sanitaria
Fuster recuerda que hace años, durante una charla con el expresidente de la Generalitat catalana, Jordi Pujol, éste admitía haber cometido ciertos errores. «Me dijo: ‘Nos hemos equivocado con el modelo sanitario. Habrá que cerrar centros y hospitales que abrimos por motivos electorales'». Fuster coincide en esta apreciación y considera que muchas prestaciones y servicios «se han sobredimensionado e hipertrofiado hasta el infinito (...)» y que «todo el mundo sabe que llega un momento en que eso es insostenible».

A su juicio, hay que arbitrar soluciones, «porque, cuando no hay, no hay», y aunque reconoce que pueden ser soluciones dolorosas, se debe revisar «en qué nos hemos pasado». Cree que, en ocasiones, y por motivos puramente electorales, «se ha estirado más el brazo que la manga y se han incluido determinados procesos en la sanidad pública que no son curativos. Por ejemplo las cuestiones estéticas como la reducción de los labios vaginales o labioplastia, o las operaciones de nariz o rinoplastias. Cuando no tenemos para pan, no debemos gastar en golosinas».