Crisis política en Italia

Nuevo castigo a Berlusconi

Los italianos muestran en un referéndum su rechazo al blindaje judicial de «Il Cavaliere»

Berlusconi, serio, durante una rueda de prensa ayer
Berlusconi, serio, durante una rueda de prensa ayerlarazon

Silvio Berlusconi se ha dado un nuevo batacazo en las urnas. Dos semanas después de que su partido, el Pueblo de la Libertad, resultara ampliamente derrotado en las municipales, ayer «Il Cavaliere» volvió a cosechar otro resultado adverso.

El referéndum en el que los ciudadanos debían decidir sobre tres decisiones importantes del Ejecutivo –la privatización de los servicios públicos de agua, la vuelta a la energía nuclear y el blindaje de los miembros del Gobierno frente a la Justicia– alcanzó el quórum suficiente para que resultara vinculante. Votaron un 57% de los electores, siete puntos más del mínimo necesario. El 95% de ellos rechazaron las leyes presentadas por Berlusconi.

Igual que en las últimas citas con las urnas, el referéndum de ayer fue un plebiscito sobre «Il Cavaliere». Éste sabía que se jugaba mucho, por lo que animó a la abstención, con la esperanza de que no se alcanzase el quórum necesario. Antes había intentado desactivar la consulta dando marcha atrás en la vuelta a la energía nuclear. Pensaba que así la mayoría se quedarían en casa y no saldría adelante la cuestión que más le preocupaba: la abrogación de la norma del legítimo impedimento. Esta ley, pese a que fue tumbada en parte por el Constitucional, permitía a Berlusconi y otros miembros del Gobierno evitar procesos judiciales mientras se mantuviesen en el poder. Ahora se ha convertido en papel mojado, como las otras cuestiones planteadas en la consulta.

La derrota de ayer muestra que el fin del «berlusconismo» está cada vez más cerca. Este cambio de tendencia tiene dos impulsores. El primero lo conforman los partidos de la oposición, los cuales parecen haberse quitado a medias el sambenito de ser unos incapaces y han seducido a una buena parte de los electores. Así se vio en las recientes elecciones municipales y provinciales.

La segunda parte de la erosión al mandatario ha venido de la mano de los propios ciudadanos, quienes han impulsado el referéndum. Marco Bersani, coordinador de los comités que han organizado la consulta, afirmaba ayer que este resultado muestra que «la sociedad está en movimiento» y que Italia «está cambiando de verdad a partir de la defensa del agua y de los bienes comunes».

Como en España, pero con los colores políticos cambiados, la oposición italiana pide con insistencia la dimisión de Berlusconi y la convocatoria de elecciones. Su líder, Pierluigi Bersani, dijo ayer que el referéndum muestra el «divorcio entre el país y el Gobierno». Es poco probable que el primer ministro le haga caso y dimita, aunque resulta si cabe aún más difícil que agote los dos años que le quedan de legislatura. No es descabellado que para intentar sobrevivir, el primer ministro realice cambios en su Gobierno. Si se decide por esta opción, deberá contentar a su principal aliado, la Liga Norte. La formación de Umberto Bossi continuará apoyándole mientras crea que Berlusconi sigue siendo el mejor compañero de viaje para alcanzar su principal aspiración política, el federalismo. De momento, uno de los líderes «liguistas», Roberto Calderoli, ha lanzado la primera advertencia: «Estamos hartos de llevarnos bofetadas».

«Il Cavaliere» aseguró que «no puede ser ignorada» la opinión de los ciudadanos y garantizó que ésta será «acogida plenamente» por el Gobierno y por el Parlamento. En una muestra más de su capacidad transformista, Berlusconi había declarado antes de que se supieran los resultados definitivos que habría que decir «adiós a lo nuclear» y que consideraba «absolutamente importante» apostar por las energías renovables.

Más allá de la política interna, el resultado del referéndum tiene consecuencias a nivel europeo: muestra el rechazo de los ciudadanos a la energía atómica. La canciller alemana, Angela Merkel, apeló a este sentimiento cuando decidió hace dos semanas la desconexión de todas las centrales nucleares del país antes de 2022. Con la de ayer son dos las ocasiones en las que los italianos dicen «no» al átomo. En un referéndum celebrado en 1987, el 80% de los votantes mostró su disconformidad con la energía nuclear. Entonces pesó el desastre de Chernóbil. Ahora Berlusconi y Fukushima han tenido el mismo efecto.


Un cuadro con el «bunga bunga» de 1811
Berlusconi sigue siendo él mismo en todo momento. Da igual lo que ocurra a su alrededor. Mientras los datos mostraban su debacle en el referéndum, «Il Cavaliere» se permitió bromear con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Explicó de quién era el cuadro que había a sus espaldas: «Es de Andrea Apiani y representa el Parnaso, es decir, el ‘bunga bunga' de 1811».