Navarra

Llega a los cines «La última cima» un filme «que habla bien de los curas»

Numerosos países han mostrado ya su interés por una cinta producida por laicos españoles, que se estrena en junio.

El sacerdote Pablo Domínguez, en una de sus marchas por la montaña
El sacerdote Pablo Domínguez, en una de sus marchas por la montañalarazon

MADRID- Habrá que esperar hasta el 4 de junio para poder ver en la gran pantalla «La última cima». La película recoge la vida de Pablo Domínguez, el sacerdote y profesor de la facultad de teología de San Dámaso de Madrid que falleció en un accidente de montañismo hace poco más de un año. Ha sido una productora española, Infinito más uno, la que se ha encargado del proyecto. Con más dosis de creatividad e ingenio que de presupuesto, la cinta es una emotiva e incluso divertida película de excelente factura que «habla bien de los curas», como explica su director, Juan Manuel Cotelo.

Y es que los que trataron al sacerdote coinciden en describirle como una persona muy especial. «Conocí a un sacerdote bueno, inteligente, entregado, caritativo, sencillo, obediente, alegre. Cristo moraba en su espíritu y con él descubrí la grandeza y hermosura del sacerdocio y, todavía más, la enorme deuda que tenemos con todos ellos», afirma Antonio Torres, uno de los impulsores del proyecto.

La película se estrenará en diversos cines, pero los productores han pedido la implicación de los creyentes. «Es una película por "aclamación popular". Cuantas más personas la pidan, habrá más salas que la proyecten en toda España», afirman. Para eso han habilitado la página www.laultimacima.com, donde se pueden visualizar los primeros cinco minutos del filme.

En defensa de los sacerdotesLa película está sirviendo, además, para que los cibernautas se vuelquen en defender la imagen del sacerdote católico. «Mis hermanos son ejemplo diario de sacerdotes entregados y enamorados de Cristo. Viven por y para los demás transmitiendo su inmensa alegría de sentirse amados por Cristo», escribe una visitante de la web.

Con insistencia le pedían que predicara ejercicios espirituales. Y no sabía decir que no. Eso le llevó al convento cisterciense de Tulebras (Navarra) en febrero de 2009. Les habló de la muerte, y lo hizo con alegría. Al día siguiente subió al Moncayo, la única cima española de más de 2.000 metros que le quedaba por conquistar. Las últimas palabras que dijo a su familia por teléfono, unos minutos antes de morir, fueron: «He llegado a la cima».