Crisis política en Italia
Berlusconi: «Mejor las chicas que ser gay»
La política italiana está viviendo sus momentos más bajos desde el escándalo de Tangentopoli. Como muestra de una época que parece tocar a su fin, cada día nuevas declaraciones e malsonantes y bajunas superan a las anteriores
Tristemente, la mayor parte de ellas parte de la cúspide del poder, del hombre que revolucionó la forma de entender la política. Silvio Berlusconi logró ayer alcanzar un nuevo récord del mal gusto al ofrecer su valoración sobre la participación de una menor en los encuentros erótico-festivos que organiza de vez en cuando junto a una veintena de muchachas. «Desde siempre llevo a cabo una actividad ininterrumpida de trabajo. A veces miro a la cara a una chica guapa, pero es mejor ser un apasionado de las chicas guapas que ser gay».
Las palabras del primer ministro no son más que su última huida hacia adelante de un escándalo que él considera injustificado. «Il Cavaliere» sostiene sin rubor que no hay nada malo en rodearse de mujeres despampanantes y participar con ellas en bacanales, aunque en su programa electoral defienda principios morales contrarios. Esta costumbre no es nueva –ya en los años dorados de la Democracia Cristiana era habitual–, aunque hasta ahora nadie osaba vanagloriarse en público de lo que hacía en privado, por lo que la posición de orgulloso viejo verde de Berlusconi ha puesto al Gobierno al borde del precipicio. Su antiguo aliado, Gianfranco Fini, que todavía apoya al Ejecutivo, espera el momento más propicio para darle el golpe de gracia y posicionarse así como la mejor alternativa para los votantes del centro derecha en un escenario de posible posberlusconismo. Al mismo tiempo, cada vez son más las voces que piden un Gobierno técnico que lleve las riendas del país hasta la celebración de elecciones anticipadas.
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