Castilla-La Mancha

«Al final sólo queda la familia»

Esperanza Aguirre deja la política. Fiel a su estilo directo y sincero, la noticia no ha dejado indiferente a nadie. Algunos creen que no se retirará, pero tal vez todo sea más sencillo: ha llegado la hora de dedicarse a su marido, a sus hijos y a sus nietos

«Al final sólo queda la familia»
«Al final sólo queda la familia»larazon

La despedida de Esperanza Aguirre ha resultado dura y difícil para los suyos porque a la mayor parte de ellos les ha pillado de sorpresa. Nadie esperaba que dijera adiós sólo unos meses más tarde de arrasar en las elecciones autonómicas, unos días después del debate del Estado de la Región en el que se batió el cobre con su principal rival de los últimos años, el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez; o casi a continuación de que anunciara con una ilusión enorme que Eurovegas se instalaría en Madrid.

Pero quizás, precisamente se puede marchar porque todo lo anterior lo ha rubricado con éxito, porque deja la Comunidad de Madrid bien encarrilada y con los deberes hechos a pesar de la grave crisis que padece España. Tiene el déficit controlado y las cifras de paro por debajo de la media nacional, amén de un sucesor, Ignacio González, en el que ella ha depositado su confianza. Pero lo que ha influido sobre todo lo demás en esta inopinada partida han sido las razones de índole personal: salud, familia, amigos…

En cualquier caso, en este importante trance en su vida, ha descubierto que tenía la admiración y el respeto de propios y extraños; de quienes parecían lejanos a ella dentro de su propio partido así como de sus naturales adversarios políticos. Curiosamente, quienes la criticaron y denostaron durante años, han reconocido, en este su «hasta luego», el trabajo y el tesón de tantos años dedicados a la actividad pública para pelear con firmeza por aquellas ideas y proyectos en los que creía.

Pero, probablemente, las palabras más sorprendentes han sido las pronunciadas por Tomás Gómez, quien, tras reconocer igual que el resto de las personas que han valorado su quehacer, su defensa inquebrantable de todo aquello en lo que cree, afirmó que «en el PP nadie tiene el tamaño de Esperanza Aguirre».

Probablemente, los nacionalistas vascos y catalanes hayan sido los únicos de todo el espectro partidista español que no se han mostrado amables con la política madrileña ante su inminente desaparición de la escena política.

Y probablemente se deba a que Aguirre, una mujer culta y con principios y valores bien formados, jamás ha templado gaitas con ese mundo que, en su opinión, amenaza la unidad de España que ella defiende a ultranza.

Entre las frustraciones políticas de Esperanza Aguirre estará, sin duda, la de no haber podido poner en marcha la Ley de Calidad de la Enseñanza, siendo ella ministra de Cultura. Consciente de que la educación excelente es primordial para el futuro de cualquier país, quiso superar los graves problemas de fracaso y abandono escolar que había ocasionado la Logse.

Desde la oposición socialista iniciaron una descarnada campaña para desprestigiarla intelectualmente y, finalmente, Aznar, que no tenía mayoría absoluta y necesitaba el apoyo de los nacionalistas, la sustituyó al mando de esa cartera para pasar a ser la primera mujer que en España ha presidido el Senado.

Quizás por ello, la implantación de la enseñanza pública bilingüe es de lo que se siente más satisfecha tras sus años como presidenta de la Comunidad de Madrid, además haber acercado el medio de transporte más popular, el metro, a todos los pueblos del sur de Madrid.

Precisamente, la actual secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, fue su consejera de infraestructuras en la primera legislatura de Aguirre. Por ello, la conoce bien y siempre ha mostrado un profundo cariño hacia ella. También en el momento de la despedida.

La elogió porque «es un ejemplo de vocación política absoluta, de gobernante que antepone el servicio a los ciudadanos por encima de cualquier otra consideración, incluso por encima de ella misma». «Pocas veces encontramos a un político así, un político de pura raza. Y, precisamente porque es un ejemplo de total vocación política, estoy convencida de que seguirá formando parte del proyecto político del Partido Popular», apuntó.

La sucesión
Si una persona dimite, otra ha de sustituirla y este es el punto en que podría haber surgido alguna diferencia entre los deseos de Esperanza Aguirre y los de su partido. A los pocos minutos de que la ex presidenta de la Comunidad hiciera pública su decisión en una rueda de prensa, surgieron voces interesadas en que Ignacio González no ocupara la presidencia de la Puerta del Sol «porque no es del agrado de Génova», decían «off the record».

Aparecieron los nombres de dos mujeres, que no habían hecho nada para estar en boca de todos, salvo trabajar cerca de Aguirre durante años. Se trata de Lucía Figar, a la que se pudo ver en muchas fotografías llorando desconsoladamente al conocer la marcha de «la jefa», y actual consejera de Educación y Empleo.

El otro nombre es el de Cristina Cifuentes; la actual delegada del Gobierno en Madrid ha sido diputada en la Asamblea de la Comunidad desde 1991. Conocida «twitera», halagó a su ex jefa en varios «twits» y en uno de ellos escribió: «Es un ejemplo de dedicación, fortaleza y liderazgo para todos».

Pero lo lógico era que tras la dimisión de Aguirre, el testigo inmediato en la Presidencia de la Comunidad de Madrid fuera recogido por Ignacio González y así lo ratificó la secretaria general del PP. Él ha sido siempre su mano derecha, a quien le unía una relación profesional y personal. Por eso no es de extrañar que como él mismo confesó a LA RAZON, tenga «una sensación de tristeza y de orfandad porque Esperanza Aguirre ya no esté al frente de la Comunidad de Madrid».

Pero dado que a ambos les une algo más que una relación laboral, el nuevo presidente de la Comunidad de Madrid, espera «seguir hablando con ella muy frecuentemente». Recordó que lleva «trabajando con Esperanza más de 20 años y por encima de nuestra relación profesional y política siempre ha estado la relación personal y de amistad».

Quienes no tienen mucho aprecio por Ignacio González insisten en que su futuro al frente de la Comunidad de Madrid «se antoja transitorio». Y en este sentido interpretan, haciendo un análisis muy simple, que Mariano Rajoy le vetó en 2009 para presidir Caja Madrid a favor de Rodrigo Rato, otro amigo de toda la vida de Esperanza Aguirre de la que nunca se ha distanciado a pesar de las habladurías habidas con ocasión del relevo de Blesa en Caja Madrid.

Y precisamente el ex presidente de Caja Madrid, de Bankia y ex vicepresidente del Gobierno con Aznar no ha querido dejar pasar la ocasión que le brindó LA RAZÓN para alabar a su querida amiga de la que siempre ha dicho con muchísimo cariño que es una mujer «muy mandona». «Esperanza ha sido y es una buena amiga por lo que estoy muy orgulloso de su gran éxito político y social en Madrid en estos 10 años –añade–.

Ella ha demostrado con sus resultados que nuestra ideología produce mejores resultados para los ciudadanos». Otra amiga de siempre de Aguirre es Ana Botella quien, sin embargo, ha trabajado los últimos años en el Ayuntamiento de la capital al lado de su sempiterno oponente, Alberto Ruiz Gallardón. La alcaldesa de Madrid destaca que «Esperanza, una luchadora incansable en la defensa, sin complejo, de sus ideas, ha prestado un servicio excepcional a Madrid y a España durante casi 30 años». «Ha roto muchos esquemas, ha sido pionera del papel protagonista de las mujeres en la política española: es una personalidad política irrepetible», agrega.

Esperanza Aguirre ha sido un apoyo permanente y sin fisuras para las víctimas del terrorismo. Serían innumerables los relatos de periodistas o políticos vascos, obligados a cambiar su residencia por las amenazas o los atentados de ETA, a los que ella prestó su incondicional ayuda personal o laboral. Y esta es, precisamente, la faceta de Aguirre ha querido destacar Jaime Mayor Oreja.

El ministro del Interior en tiempos del secuestro de Ortega Lara mostró «el profundo agradecimiento de las personas que han tenido problemas en el País Vasco, porque pertenecían a movimientos constitucionalistas, porque eran periodistas, intelectuales…». Mayor Oreja ha interpretado su marcha «como una pérdida para los que sufrimos a veces diciendo la verdad, porque cada vez quedan menos políticos que digan la verdad». Y es que, en su opinión, una parte de la crisis que vive Europa «es la fuerza que ha adquirido la mentira, pues lo políticamente correcto es abrazar la mentira».

Otro antiguo compañero de la refundación del PP y de aquellos gobiernos de Aznar, aunque probablemente el más joven de la clase, es Javier Arenas. «Ha demostrado su capacidad de gestión y de gobierno tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad de Madrid como en el Gobierno de la nación». Y concidió con casi todos al aseverar que ella «es el mejor ejemplo de lo que supone la firmeza en las convicciones, sin tener ningún complejo a la hora de exponerlas».

También se ha podido leer y escuchar hasta la saciedad que Aguirre no era querida ni en Génova ni en Moncloa y, en cambio, se ha podido comprobar que una cosa es la discrepancia política; y otra, el respeto a la persona y a su labor. La vicepresidenta Saénz de Santamaría resalta: «Esperanza, para las mujeres que nos dedicamos a la política, es y será un referente. Ha abierto caminos, ha demostrado que las mujeres están en política por vocación pero sobre todo con un criterio propio.

Ella ha abierto camino a las generaciones que vienen detrás». Además, mencionó que es una persona «con estilo propio». Coincide con el resto al destacar que «Esperanza ha sido muy clara cuando ha expuesto los motivos.

Siempre ha ido de frente, también ahora».
También desde Génova, Esteban González Pons dice que «Esperanza es la Historia de la España democrática y forma parte del selecto grupo de políticos que ha influido tanto dentro como los presidentes del Gobierno y me refiero a casos como los de Abril Martorell, Alfonso Guerra, Rodrigo Rato, Miguel Boyer, Jordi Pujol o Fraga».

Una de las personas que ha tenido unas relaciones profesionales más tirantes con Aguirre ha sido el ministro de Justicia. Alberto Ruiz-Gallardón quien recibió con inmenso respeto la decisión personal de la presidenta de Madrid, con la que, dijo, ha mantenido siempre unas relaciones de «muchísima intensidad». «Quienes formamos parte del Partido Popular –afirma Ruiz-Gallardón– sólo podemos reconocer los años de trabajo y dedicación que Esperanza ha dedicado a la política y al partido y apoyarle en su decisión, que como ella misma ha dicho no ha sido fácil. Ha decidido dejar la primera línea de la política después de haber obtenido con reiteración el apoyo de los ciudadanos de Madrid y lo ha hecho aludiendo a razones personales. Precisamente, gestos como este, el hecho de haber puesto sobre la mesa razones personales y familiares, humanizan y para bien la realidad de la clase política española».


Soraya Sáenz de santamaría

«Para las mujeres que nos dedicamos a la política, es y será un referente. Ha abierto caminos, ha demostrado que las mujeres están en política por vocación y con un criterio propio»

Ana Botella
«Es una luchadora incansable en la defensa, sin complejo, de sus ideas, ha prestado un servicio excepcional a Madrid y a España durante casi 30 años. Ha roto muchos esquemas»

Rodrigo Rato
«Ha sido y es una buena amiga, por lo que estoy muy orgulloso de su gran éxito político y social en Madrid en estos 10 años. Ha demostrado que nuestra ideología produce mejores resultados»

Alberto Ruiz-Gallardón
«Quienes formamos parte del Partido Popular, sólo podemos reconocer los años de trabajo y dedicación que Esperanza ha dedicado a la política y al partido y apoyarle en su decisión»

javierArenas
«Ha demostrado su capacidad de gestión y de gobierno tanto en el Ayuntamiento, en la Comunidad de Madrid y en el Gobierno. Es el mejor ejemplo de firmeza en las convicciones»

Jaime Mayor Oreja
«Tiene el profundo agradecimiento de las personas que han tenido problemas en el País Vasco; se ha compromentido, porque pertenecían a movimientos constitucionalistas»