Juegos Olímpicos

Londres

Lucha/ La pastora indomable

Maider Unda, que tiene 300 ovejas y fabrica quesos, logra el bronce, la primera medalla en la historia de España en esta disciplina

Maider Unda celebra la medalla
Maider Unda celebra la medallalarazon

LONDRES- Maider Unda se ha salido con la suya y ya es medalla de bronce olímpica en lucha. Lo consiguió después de vencer a la bielorrusa Marzalyuk en un apretado duelo decidido en dos asaltos (1-0 en cada uno) y después de haber caído con la búlgara Hristova en las semifinales. Es la primera medalla en la historia de España en esta disciplina y una mujer tuvo que ser la que lo lograra. Está claro que estos son los Juegos de las mujeres españolas.

Maider Unda está acostumbrada a superar obstáculos. Se podría decir que es una mujer hecha a sí misma, a la que no le importa ir a contracorriente. A los nueve años empezó a competir en un deporte llamado sambo, parecido al que ha acabado practicando. La miraban de forma rara de pequeña, pero tenía claro lo que le gustaba. Es la menor de cuatro hermanos y sólo ella lucha, aunque piensa que todos podrían hacerlo porque está en la genética de su familia.

Maider también luchó contra la norma cuando la mandaron a Madrid, a la residencia Blume, una vez que empezó a destacar en su deporte. Aguantó dos años allí. Le daban todo hecho, sólo tenía que centrarse en lo suyo, pero echaba de menos el campo. Y al campo volvió, a su caserío de Aramaio, un pequeño valle y municipio de Álava, cerca del Parque Natural de Urkiola, donde se levanta a las seis de la mañana para ordeñar a sus 300 ovejas y fabricar un queso con denominación de origen Idiazabal. No es ecológico, pero tampoco utiliza productos transgénicos ni abonos minerales. Lo vende a 17 euros el kilo. Después de eso, saca tiempo para prepararse en un gimnasio que se ha instalado en el sótano de su casa y por las tardes acude a entrenarse con Luis Crespo, su técnico, que es electricista y redujo su jornada para trabajar a tiempo parcial y poder prepararla. Hace unas trece sesiones semanales, todos los días menos el domingo. «Que se pare el mundo. Hemos hecho historia y es el momento de acordarnos de toda la gente que ha estado con nosotros y de creer en el modelo con el que hemos trabajado», dijo un emocionado Crespo.

Maider ya fue quinta en Pekín, y en Londres quería más, pese a que el año ha sido difícil por una lesión grave que le limitó la preparación. También el camino en la capital inglesa ha sido duro, porque en cuartos tuvo que derrotar a la mongola Burmaa Ochirbat, con la que nunca había podido hasta ayer. Avanzó y cuando conquistó la medalla explotó de júbilo antes de acudir a ponerse un «txapela». Ha conseguido hacer que este deporte «exista» en España. Pese a ello, no tiene envidia de las luchadoras del Este, cuyos combates son televisados. «Nosotras tenemos el privilegio de vivir donde vivimos», asegura la pastora indomable.

 

Maider: «Ya es mía»
«Ya la tengo. Es mía. No sé si me lo creo o no me lo creo. Ya ha llegado y ahora toca disfrutarla», fue lo primero que dijo la vitoriana, de 35 años, mirando con orgullo su medalla de bronce. «El destino me tenía preparado esto», aseguraba «Iron Maider», como la llaman sus seguidores. Ella ha triunfado sola en una disciplina con poca tradición en España. «No sé cómo lo vive la gente que no está en este deporte, pero es muy duro. Hay una gran diferencia entre contar con una medalla olímpica y un quinto puesto; hay una gran diferencia», insistía.